Medir por el mismo rasero a todos los funcionarios por el hecho de que haya cuatro jetas no es demasiado adecuado, pero si a ti te mola, dale duro.
Echas mano además del mismo argumento de siempre para denostar a los funcionarios, que se les paga a través de impuestos, ¡coño, claro!, ¿te imaginas una sociedad en la que no hubiera médicos, bomberos, policías, maestros, enfermeros, jueces...?, a no ser que pretendas que todas estas profesiones que cito sean desempeñadas por particulares, privando con ello al Estado de algunas de sus potestades que nos han llevado a disfrutar de una sociedad más o menos justa y en la que la arbitrariedad está proscrita.
Son por tanto NECESARIOS, y como necesarios se les ha de reconocer ese hecho, monetariamente ya sabemos que no, pero veo que socialmente hay además cierta animadversión hacia ellos.
He escuchado muchas veces el argumento de que a los policías se les paga por arriesgar el pellejo, ¿se hace lo propio también a los médicos por sufrir una agresión a manos de un paciente ingrato?, es que también se ha dado el caso. Al policía se le paga por garantizar la seguridad, que llegue un asesino y en un descuido siegue la vida de un funcionario (como pasó en Málaga) no entra dentro de ningún complemento salarial sino que es un riesgo que está y que se asume pero no se les retribuye de ninguna manera, retribución que por otra parte ha sido congelada durante los últimos años, aparte del "merme" en cuanto a la no percepción de las extraordinarias que por mor del EBEP les corresponden.
Y por último vuelvo a echar mano del refranero español y afirmo que para vestir a un santo no hay que desvestir a otro, lo cual quiere decir, no se me vaya a interpretar en sentido promiscuo o con ánimo libidinoso, que para arreglar la situación de los más desfavorecidos no se puede "desfavorecer" todavía más a otros.
No se trata de 4 jetas y esto lo sabe cualquiera que mantenga relaciones diarias con la Admón. El absentismo es brutal, especialmente en la Admón. Local, y si se pudiera medir la falta de productividad (la mera presencia) probablemente nos echaríamos las manos a la cabeza.
No injurio a los funcionarios, pero tengo derecho (pago y no poco, desde luego) a criticar aquellos aspectos de la función pública que me parecen manifiestamente mejorables (jornada, prácticamente inmunidad frente al despido, inamovilidad en muchos casos, etc. –hablo en general y no de un colectivo de funcionarios en particular).
No llamo a la privatización de los cuerpos policiales, tampoco en lo que respecta a la defensa nacional ni a prescindir de una sanidad pública como la que tenemos (si bien en este último caso se puede combinar como de hecho ya se hace). A partir de aquí y alguna cosa más, de todo se puede hablar. Es cuestión de costes.
La sociedad no es más justa por el hecho de que el Estado lo invada todo. Será más justa cuando todos tengan un empleo y con ello ingresos que les permitan desarrollarse personal y profesionalmente. Esto es lo fundamental. Sin empleo no hay ingresos y sin éstos, en un mundo como el actual, no se puede hablar en puridad de dignidad.
Nunca he discutido que los funcionarios sean necesarios, si bien me permito cuestionar la dimensión y falta de control; es un derecho que me corresponde como ciudadano y contribuyente.
¿Socialmente hay animadversión hacia ellos? Tienes que entenderlo. Millones se han ido al paro con la puta crisis y aquéllos, a resguardo de la tempestad, encima se quejan. Yo proclamo, aquí y ahora, que NO tienen ningún derecho a quejarse por sus recortes mientras la situación no gire 180º.
Conozco algunos casos de agresión a médicos (o insultos, amenazas…), por ejemplo por negarse a expedir un parte de baja. Son gajes del oficio. A mí me ha ocurrido alguna vez. Es como el camarero que tiene que aguantar al borracho de turno.
Al policía se le paga por garantizar la seguridad y ello conlleva el riesgo que comentas, desde luego un caso muy poco habitual (¿o todos los días ocurre?). Hay considerarlo incluido en el sueldo, en mi opinión.
Finalmente, el argumento “desvestir a un santo para vestir a otro” no me sirve. No es eso. Se trata de racionalizar el gasto público y no despilfarrar, de que tengan claro que están ahí para prestar un servicio público que pagamos todos y no para echarse la siesta. Y cuando esto falle, es decir, en el momento que piensen que ya lo han hecho todo en la vida y sólo les queda pasar el rato en el trabajo y cobrar: ¡a la puta calle y sin anestesia!