Esto es un arma de dos filos.
A mi no me parece bien que si mi marido en un forcejeo, en el calor de la discusión me da un empujón y lo denuncio se lo lleven esposado, y siendo al contrario, a mi no me pase nada o casi nada. Esto lo sé por haberlo vivido en una persona muy cercana.
Eso es discriminación.
Ahora bien, acabar con el agravante y equiparar el maltrato femenino al masculino es un tremendo error. El maltrato físico a un hombre, por regla general conlleva una represalia física y desproporcionada a una mujer, porque normalmente tienen más fuerza física, lo saben y hacen uso de ella.
Si es al contrario, una mujer sabe perfectamente que si responde a una agresión masculina lleva las de perder. Por eso, se ha intentado proteger al género más débil diferenciando la violencia de género y la doméstica.
Por lo tanto, yo considero que a esto no se le puede dar un trato paritario.
Los casos iguales se tratan iguales y los desiguales de forma desigual y el maltrato femenino y masculino, no tiene ni la misma magnitud ni mucho menos la misma repercusión.
Con esta eliminación, creo que los maltratadores se van a crecer mucho más.
Rivera, Rivera, mal vamos por este camino.