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LoginLa tensión racial ha vuelto a prender en Estados Unidos y las tragedias humanas se acumulan. Una protesta por los dos afroamericanos muertos en dos días culminó la noche del jueves en Dallas (Texas) en una auténtica carnicería de policías, cuando al menos dos pistoleros abrieron fuego de forma repetida «desde posiciones elevadas». Al menos cinco agentes han muerto y seis han resultado heridos en el que es ya el día con más agentes de policía muertos desde el ataque al World Trade Center el 9 de septiembre de 2001. Al menos dos francotiradores dispararon desde posiciones elevadas, tres sospechosos están bajo custodia policial y otro ha muerto, presuntamente tras dispararse a sí mismo, tras atrincherarse en un parking del centro de Dallas.
La policía de Dallas ha confirmado que no han encontrado ninguna bomba en el centro de la ciudad durante los dos barridos que han hecho tras las amenazas del sospechoso que fue abatido en el parking.
La Policía de Dallas ha identificado a uno de los agentes fallecidos como Barth Thompson, de 43 años. Una civil, Shetamia Taylor, también fue herida en la pantorrilla por un disparo tras proteger a sus dos hijos y está siendo operada, según declaraciones de su hermana a los medios estadounidenses.
En una rueda de prensa, el jefe de la Policía de Dallas, David Brown, indicó que de los 7 heridos hay algunos que se encuentran en condición «crítica» y otros que están en el quirófano siendo operados. «Parece que esta noche dos francotiradores dispararon a 10 agentes de Policía desde posiciones elevadas durante la manifestación», indicó Brown en un primer momento, y posteriormente aumentó la cifra a 11 tras resultar herido otro agente en un intercambio de disparos.
Los hechos ocurrieros durante la manifestación contra la violencia policial celebrada en Dallas (Texas, EEUU)
Según informó la Policía de Dallas, fueron dos francotiradores los que les dispararon desde posiciones elevadas «al estilo emboscada»
De momento solo han detenido a uno de los sospechosos, asegura que ha colocado varias bombas en todo el edificio y en el centro de la ciudad
Poco antes de las nueve de la noche, al menos dos pistoleros empezaron a disparar desde lo alto de los edificios a los agentes que velaban por la seguridad de la protesta. El caos se adueñó del centro de la ciudad. En plena lluvia de balas, los policías se arrojaban al suelo e intentaban refugiarse detrás de los coches, mientras veían como algunos compañeros caían abatidos a su lado. Los vídeos que empezaron a circular por las redes daban cuenta de las carreras de los manifestantes en busca de refugio. Los disparos duraron cerca de un minuto.
Según el jefe de Policía, que apareció en rueda de prensa junto al alcalde de Dallas, el demócrata Mike Rawlings, los dos francotiradores «querían herir o matar al máximo número posible de agentes», por lo que prepararon una emboscada y algunos de los agentes recibieron los disparos en la espalda.
Alrededor de un centenar de agentes habían sido desplegados en el centro de Dallas con motivo de la marcha contra la violencia policial, en una noche en la que estas manifestaciones se repitieron en ciudades a lo largo y ancho del país
Sospechosos
La policía ha detenido a tres sospechosos y otro más ha entregado su rifle tras circular imágenes suyas y estar en busca por los servicios policiales. Un cuarto sospechoso está acorralado en el interior de un aparcamiento, desde donde ha amenazado con «herir y matar» a más miembros de las fuerzas de seguridad y ha dicho que «el final se acerca». Este sospechoso ha dicho que hay bombas expuestas por todo el centro de Dallas. Brown ha dicho que aún así, «no estamos del todo seguros de que tengamos a todos los sospechosos».
La primera sospechosa fue detenida cerca del parking mientras que otros dos fueron arrestados tras meter una bolsa de camuflaje en su coche y huir de la policía.
En pleno caos, la Policía llegó a difundir la foto de otra persona, llamada Mark Hughes, como sospechosa, que resultaba no tener relación con el tiroteo. La policía sospechó al portar un rifle y pidió ayuda para encontrarle por las redes sociales al considerarle «persona de interés». Más tarde Hughes, dio su rifle a la policía y se supo que no era uno de los francotiradores.
Él mismo dijo para la cadena CBS que mientras todo el país le estaba buscando, «yo estaba hablando con la policía, riéndome y haciendo bromas con ellos». Un compañero suyo dijo a la policía que ellos eran parte de los organizadores de la protesta pacífica y que en cuanto se oyeron disparos fueron a la policía a preguntar como podían ayudar.
Tragedia racial en Estados Unidos
El tiroteo era el final dramático e imprevisto de la manifestación, porque el sonido de los disparos desató el pánico de los miles de personas, la mayoría afroamericanos, que recorrían de forma pacífica el centro de la ciudad texana.
Como si la tragedia persiguiera a este país, el lugar desde el que los dos francotiradores abrieron fuego contra los agentes de policía se encuentra a unas pocas manzanas de donde otro francotirador que ya está en la triste historia de este país, Lee Harvey Oswald, asesinó al presidente John Fitzgerald Kennedy, el 22 de noviembre de 1963.
No era la única ciudad de Estados Unidos en la que tenían lugar protestas por la muerte de dos afroamericanos por disparos de agentes de policía en menos de 48 horas. La noche del martes, Alton Sterling fallecía en Baton Rouge (Luisiana) al recibir varios disparos, cuando se encontraba reducido en el suelo. La noche siguiente, en Mineápolis (Minesota), Philando Castile no lograba sobrevivir a los tiros recibidos por un agente que le había dado el alto. Los dos sucesos habían provocado la reacción indignada de muchos estadounidenses, incluido el presidente Obama, quien denunciaba ayer, nada más llegar a Varsovia (Polonia), que «hay un problema grave con algunos policías, no con la grandísima mayoría, que aplican un cumplimiento discriminatorio de la ley». Y llamaba a los ciudadanos a «estar unidos y ser conscientes».
Organizada por «Black Lives Matter» (Las vidas de los negros importan), un movimiento de protesta surgido en 2013 al calor de los brotes de abusos policiales contra afroamericanos, la manifestación había reunido a miles de personas en el centro de Dallas. Con casi 1.200.000 habitantes, se trata de la tercera ciudad más poblada del estado de Texas, detrás de Houston y San Antonio.