Claro:
Aquí está:
---------- Mensaje reenviado ----------
De: Rectorado <tiana.rector@adm.uned.es>
Fecha: 16 de junio de 2018, 14:20
Asunto: [alumnos] Mensaje de despedida del rector
Para: alumnos@listserv.uned.es
Querida, querido estudiante:
Como supongo que sabrás, acabo de ser nombrado Secretario de Estado de Educación y Formación Profesional. Dejo por lo tanto el cargo de rector de la UNED. Ante todo, quiero pedir disculpas por no haber podido comunicar esta circunstancia antes, cuando empezaron los rumores, debido a que la aprobación del Consejo de Ministros solo se ha producido este viernes y no debía adelantarme.
Siempre he dicho que me considero un servidor público. Donde he estado he intentado contribuir a mejorar lo que nos es común a todos, esa ha sido mi guía de actuación. Es lo que me impulsó hace varios años a asumir la tarea de servir a mi universidad y tratar de modernizarla y adaptarla a los tiempos en un momento en que su sostenibilidad estaba comprometida.
Ahora surge, inesperadamente, la oportunidad de colaborar en las tareas de gobierno de nuestro país, de contribuir, siquiera sea modestamente, a mejorar las condiciones de vida y de formación de nuestros conciudadanos. El momento histórico es crucial. Necesitamos nuevas ilusiones, nuevas maneras, nuevas ideas. Creo que puedo aportar conocimiento, experiencia y dialogo, lo mismo que brindé a mi universidad y generosamente aceptasteis.
La decisión no ha sido nada fácil. El proyecto de transformación en marcha de la UNED es un reto tan apasionante como necesario, pero también lo es el del país. El compromiso de tantas personas en este proceso de transformación que hemos emprendido en los últimos años en la universidad ha hecho más difícil esta decisión. No sé qué pasará, qué podré lograr, durante cuánto tiempo, pero personalmente y como ciudadano comprometido no he podido decir que no. Al fin y al cabo un país, y una universidad, se construyen dando lo mejor de nosotros mismos cada día.
Los retos y necesidades de la UNED siguen siendo los mismos. La estrategia seguida es la adecuada, pues incide en lo que en estos tiempos difíciles debemos hacer para mantener nuestra universidad, preservando sus valores, su función social y su sostenibilidad, atreviéndonos a reformar y modernizar esta magnífica institución.
Por eso me presenté a rector en su momento. Eso es lo que entendieron quienes me votaron. Es en lo que han creído los equipos de gobierno que generosamente me han acompañado y a lo que han dedicado su energía, con una dedicación, entrega y trabajo fuera de lo común. Ellos, ellas y sus colaboradores. Cada uno desde su lugar, aportando ideas, entusiasmo y trabajo. Al igual que tantos otros, PDI, PAS, centros asociados, estudiantes, que estáis empeñados en que esta universidad sea líder en el siglo XXI. En todos vosotros he pensado estos días, haciéndome más difícil la decisión. Pero sabiendo de vuestra valía, de vuestra convicción, sé que la UNED, una universidad madura, está en buenas manos. También sé que, si vosotros continuáis con ese esfuerzo, no tiene nada que temer. La UNED es más grande que cada uno de nosotros. Comprender esto facilitó algo más mi decisión.
Ahora se pondrán en marcha con naturalidad los mecanismos para que no haya un vacío. Sabemos cómo hacerlo, cómo gobernarnos. Tras este primer periodo de adaptación, se convocarán elecciones y la UNED continuará su andadura sin sobresaltos. Hay que seguir adelante con este proceso permanente de transformación, perseverando en lo fundamental, con las maneras y talante propios del próximo rector o rectora, claro, pero sin olvidar que el camino debe continuar.
Estoy convencido de que los retos y necesidades son los que hemos identificado. Quien lidere esta universidad deberá, de la manera que considere, seguir haciendo lo que hay que hacer en estos tiempos que siguen siendo difíciles para esta universidad. Son difíciles porque ha aumentado nuestra competencia, porque los ingresos apenas se incrementan, porque nuevas generaciones exigen y necesitan nuevos tipos de conocimientos, porque la revolución digital toca de lleno al corazón de nuestro modelo. A todo ello debemos adaptarnos y eso exige transformar, perfeccionar e innovar. No estamos mal, hemos logrado ya muchas cosas, pero aún hace falta más esfuerzo, más coraje, más trabajo.
Mi estrategia no ha sido fruto del capricho, sino de un análisis cuidadoso del contexto en el que estamos. Un análisis que nos dice que debemos adaptarnos inexcusablemente a los tiempos. Debemos modernizar muchas cosas para ser más competitivos: nuestra oferta académica, nuestra capacidad para generar y transferir conocimiento, nuestra metodología y forma de enseñar, nuestras herramientas tecnológicas, nuestras herramientas de comunicación y marketing. Nuestra sostenibilidad está en juego. Se trata en última instancia de poner a los estudiantes y a las personas en el centro de nuestra actuación. Junto a esto, el otro caballo de batalla ha sido (y debe seguir siendo) cambiar el sistema de financiación hacia un modelo de contrato-programa, que nos permita la imprescindible planificación a medio y largo plazo.
En esta tarea de modernización y transformación nos pusimos a trabajar hace varios años. Primero, saneando y consolidando nuestra institución, lo que logramos gracias al esfuerzo, las renuncias y la generosidad de tantos de vosotros que visteis cómo vuestras legítimas expectativas salariales o de promoción se vieron cercenadas. Valió la pena, pues ahora estamos en mejores condiciones. Aquel esfuerzo nos ha permitido poner las bases para que en este segundo mandato hayamos empezado a transformar muchas cosas.
En ello están comprometidas muchas personas de la universidad que han trabajado, y mucho, y a veces contra corriente. Quiero ahora expresarles mi cariño y agradecimiento. En general a todos quienes, desde su puesto de trabajo, desde su tarea específica, os habéis comprometido con esta tarea de transformación. No decaigáis. Queda mucho que hacer. La universidad perdurará sobre nosotros. Es nuestro deber, mientras estemos en ella, tratar de mejorarla para dar la mejor respuesta a quienes esperan tanto de nosotros. Gracias a todos por vuestro esfuerzo estos años.
Permitidme terminar diciendo que ha sido un inmenso honor ser rector de mi universidad, de la que tan orgulloso me siento. Nunca pensé cuando llegué aquí en 1980 que disfrutaría de este privilegio. Y estoy seguro de que seguiré teniendo motivos para sentirme igualmente orgulloso en adelante. Desde donde esté seguiré, de una manera u otra, a vuestro servicio.
Espero contar ahora personalmente con vuestra comprensión y afecto. El mío lo tenéis para siempre.
Abrazos afectuosos,
Alejandro Tiana Ferrer
Rector de la UNED
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