A un drogadicto le puede ayudar la legalización en el sentido de saber lo que se está metiendo, pero su vida estará igualmente destruida.
Eso es un claro argumento a favor de la legalización, de peage. Si igualmente se va a seguir drogando, por lo menos puede saber con fiabilidad lo que se está metiendo, y encima la ganancia no va para el narcotráfico. Con eso, pareces reconocer que la balanza se inclina en favor de la legalización.
En cuanto al efecto disuasorio de las penas, por ponerte algunos ejemplos:
“Una política excesivamente represiva del tráfico ilegal de drogas puede generar costes sociales adicionales no previstos. En ese sentido, como apunta el autor, "la flexibilización razonada de
la política penal debe ser una estrategia fundamental, toda vez que ha quedado plenamente demostrado que la severidad excesiva no tiene efectos disuasorios, sino más bien potenciadores del valor económico del narcotráfico y de la peligrosidad de sus autores"
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Se evidencia una vez más el escaso efecto disuasorio de la pena de muerte que tiene un efecto prácticamente nulo en la cuota de homicidios o asesinatos”.
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Register or
Login“No existen pruebas de que tenga un efecto disuasorio especial”
“El motivo que normalmente se aduce para la introducción de la pena de muerte por delitos relacionados con las drogas es que contribuye a la lucha contra las drogas, ya que disuade a los traficantes potenciales. Sin embargo,
nunca se ha demostrado que esto sea cierto…”
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Register or
LoginTengo claro que el endurecimiento de las penas, al narcotráfico, no le hace ni cosquillas. Y desde luego, no soy la única.
Y el que por una razón u otra decide drogarse, es muy libre de hacerlo. Tiene a su alcance infinidad de información sobre el daño que causa su consumo, a partir de ahí, que haga lo que le dé la real gana. Drogarme, hacerme la raya en medio, llevar una vida sedentaria o no alimentar mi cuerpo con nutritivos desayunos, es decisión mía, y sólo mía. Castigarme por ello es violar mi libertad personal. Y de ahí la paradoja que te expliqué.
Considero que prevenir educando siempre es mejor que amenazando. Es preferible explicarle a un niño: “No te subas ahí, porque si te subes, te vas a caer, y te vas a hacer pupa”. Que amenazarlo: “¡Como te subas ahí, te meto un guantazo que te dejo haciendo palmas con las orejas!”.
Pero es que ya somos mayorcitos, y no tiene por qué venir nadie a darme una torta por subirme donde me parezca. Si me caigo, la que se va a dar el trompazo soy yo, ya lo sé, ¿y si me lo quiero dar qué?
Con la legalización, el Estado no ayuda a la persona a destruirse. La persona es libre para destruirse o no, si quiere.