Hola, compañeros:
Ofrezco una reflexión sobre el examen de Derecho Civil I, por aquello de compartir, y para animar a los que se van a presentar en la segunda semana.
Ya en otros sitios se han presentado las preguntas, así que no las repito, ni entro en detalles sobre las respuestas, entre otras cosas porque sé que no estaba lo suficientemente preparada. Esta reflexión trata más sobre lo que he aprendido sobre examinarse en la UNED, y sobre cómo prepararme para estos. Son personales, seguro que para muchos no aplican, pero habrá alguno a quien le venga bien.
Primero, trasfondo: Tengo ya una licenciatura, pero no de España ni otro país Comunitario, o latinoamericano, así que encuentro los métodos de estudio y examen españoles nuevos, y a veces extraños. Mi formación anterior se basaba más en la redacción de ensayos de análisis, comentario, o investigación que de exámenes. También era presencial, que no a distancia, algo que cambia los métodos mucho.
Observaciones: El examen está diseñado para que demostremos competencia en la materia de manera sintética, pero abarcadora. Sólo un folio para contestar 5 preguntas quiere decir que no se puede uno esconder tras verborrea para aparentar conocimiento. Ni tampoco ser tan escueto que se reduzca todo a una lista de puntos importantes, sin desarrollo. Sí quiere decir que hay que escoger lo que se piensa es más importante para demostrar que sabemos de lo que hablamos en re. a la pregunta.
Esto me lleva a la segunda observación: Al estudiar, es más importante ser capaces de abstraer los puntos esenciales del tema en cuestión, que saber citar "capítulo y verso". Y para hacer esto, cada uno de nosotros tendrá que encontrar el balance entre lo que es objetivamente lo esencial del tema (por ej. del concepto de la prescripción) -- en lo que encuentro que los apuntes ayudan -- y nuestra propia percepción de importancia y utilidad del concepto. Tener la guía de estudios a mano durante el examen me parece imprescindible para poder recordar lo aprendido. Es un aparato mnemónico utilísimo. No me pienso presentar a ningún examen sin esta mientras esté permitido tenerla.
Los exámenes no son "difíciles", no están diseñados para agobiar, ni para hacernos tropezar. Pero sí requieren que tengamos confianza en nuestro dominio del material, algo que sólo se logra con la lectura asidua, más que con la minuciosa.
Tercera observación: Es mejor presentarse al examen, aún sin estar preparado que "dejarlo para septiembre". Mi negocio me requirió más de lo esperado estos últimos meses. No me he preparado bien para ninguna materia. Aún así, pienso ir a todos mis exámenes. No es lo mismo estudiar, aún usando exámenes anteriores, que tener la experiencia en vivo. Se aprende nada más que de tener que ir, y saber encontrar en uno mismo la fortaleza de intentarlo y la serenidad de afrontar algo importante y arriesgado.
Así que ánimo a los que se encuentren en una situación como esta. Id, intentad. Lo merece. Y agradeced septiembre, que en mi país no había más que una oportunidad.
Un saludo,
Isabel