La encontré!!
El jurado popular absuelve de asesinato al autor confeso de 57 puñaladas a dos jóvenes
U. FOCES - VIGO El jurado popular, con 7 votos a favor y dos en contra, absolvió ayer de dos delitos de asesinato a Jacobo Piñeiro Rial, autor confeso de la muerte de los jóvenes Isaac Pérez Triviño (22 años) y Julio Anderson Luciano (32), a quienes propinó un total de 57 puñaladas en un piso de la calle Oporto de Vigo en julio de 2003, y cuyos cuerpos quemó después, aunque le consideró culpable del incendio que causó en la vivienda, de la que salió duchado tras pasar cinco horas en su interior y con una maleta repleta de propiedades de sus víctimas.
El inesperado veredicto causó estupor e indignación en la Fiscalía y víctimas de crímenes violentos de Vigo que acompañaban en la sala a la madre de Isaac Pérez.
Tras la lectura del veredicto sobre el crimen más sangriento y cruel ocurrido en Vigo en los últimos años, el fiscal y la acusación particular, que pedían 60 años de cárcel, solicitaron a la magistrada que imponga la máxima pena por ese único delito de incendio (entre 10 y 20 años). Anunciaron, además, que recurrirán la decisión del jurado ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia en busca de la nulidad al considerar que se cometieron errores graves ya que, en su opinión, un tribunal profesional solo de jueces, hubiera condenado a Jacobo Piñeiro por los dos
delitos de asesinato.
El jurado no consideró ni las pruebas aportadas por el fiscal, ni las de los médicos forenses, y dieron más peso a la declaración del imputado, pese a que era el único que podía mentir en la sala con objeto de defenderse.
Así sostienen que el autor confeso del doble crimen actuó en defensa propia en el ataque con Julio y con “miedo insuperable” en el ataque a Isaac; las dos eximentes en que la defensa basó su alegato. En ambos casos, explicó el jurado, Jacobo actuó “con el único propósito de defenderse ante el temor de ser violado o asesinado”.
En su veredicto sostienen que no ha quedado demostrado que el acusado quisiera acabar con la vida de los dos jóvenes, sino que fue a la vivienda invitado y creen el alegato de la defensa sobre que Jacobo Piñeiro arrebató a Julio un cuchillo con el que le amenazaba para tener relaciones sexuales y se defendió acuchillándolo. En este caso consideran probado el hecho por el examen forense de la herida que presentaba Jacobo Piñeiro en su mano, y que él aseguró que se la hizo para desarmar a Julio. La misma mano con la que propinó las violentas puñaladas después.
En cuanto a Isaac, el jurado apunta que el miedo a que éste le matara cuando intervino en la pelea hizo que Jacobo lo acuchillase también. Una de las grandes contradicciones del veredicto es que sostienen que “el acusado no sólo quería defenderse, puesto que cuando Isaac ya se hallaba en su cuarto a puerta cerrada (herido gravemente y llamando a la Policía), para Jacobo no significaba ninguna amenaza. Para ello nos basamos en la declaración del propio acusado”, según consta en el veredicto. Pese a no significar ya ninguna amenaza, recogen que Jacobo tiró la puerta de una patada para recoger las llaves y un móvil, momento en que volvió a agredir al moribundo.
El jurado popular sólo ve culpable a Jacobo del incendio que provocó y que, según confirmaron los bomberos durante la vista oral, si hubieran intervenido más tarde en la extinción del fuego la vivienda hubiera saltado por los aires. Y es que una vez que los dos jóvenes habían fallecido, tras un agonía atroz en la que les propinó 57 cuchilladas, prendió cinco focos de fuego, dos de ellos en el cuerpo de las víctimas.
Los nueve integrantes del jurado, siete de ellos mujeres, dan más credibilidad al informe pericial de parte contratado por la defensa del acusado, que a los informes forenses. Así, estiman el concepto de “borrachera lúcida” que provocó una conducta violenta “lo que sin anular totalmente la comprensión de los hechos la desvirtúa”, en el primer caso, pero no las conclusiones forenses que descartaban que a la hora del crimen Jacobo Piñeiro estuviese bajo los efectos de gran cantidad de alcohol y drogas.
El jurado justifica las feroces agresiones de Jacobo Piñeiro en distintas etapas a los dos jóvenes gays por el “pánico” que sentía, por lo que entienden que no hubo ensañamiento, en contra de las tesis del fiscal, la acusación particular y los forenses.
Así aducen que en el caso de Julio “también nos basamos en que aunque realmente la víctima ya estaba muerta, Jacobo consideró que seguía viva, por los sonidos que creía oír; por lo que siguió atacándolo, incluso hasta intentar maniatarle”. En el caso de Isaac esgrimen que “aunque ya estaba muerto, él consideró que todavía vivía debido a que su cadáver tenía los ojos abiertos; lo que para él suponía un peligro y por ello siguió agrediéndole”.
Este estado de pánico se fue disipando, en opinión del jurado, durante las cinco horas que permaneció en la vivienda. Durante este tiempo, sostienen, “el estado de pánico se fue disipando hasta actuar con la frialdad de borrar huellas y simular un robo”. Y es que tampoco consideran el delito de hurto propuesto por la acusación particular al entender que al llevarse los objetos de la vivienda no perseguía un móvil económico.
El incendio es el único delito del que consideran culpable a Jacobo Piñeiro. Sostienen que “era consciente del riesgo de que el fuego se extendiese por los distintos pisos del inmueble con peligro para sus ocupantes, y al abrir la espita de gas tenía intención de provocar una deflagración”.
Algunas contradicciones en este punto obligaron a devolver al jurado el primer veredicto, hecho público a última hora de la mañana. De las correcciones a realizar, señaladas en vista pública, se desprendía la absolución y la no culpabilidad de los asesinatos, pero quedaba la duda por el tema del incendio. Finalmente, el jurado, por unanimidad, decidió declararle culpable de este delito. Ello posibilitó que el joven regresase anoche a la cárcel de A_Lama, pues en caso de haber sido absuelto también habría abandonado la sala camino de su casa. En estas circunstancias tendría la posibilidad de reclamar al Estado una indemnización por los dos años y medio que lleva en prisión desde que fue detenido por el doble crimen y se confesó autor de las muertes de Isaac Pérez Triviño y Julio Anderson. La madre de Isaac, que ha sido indemnizada con 45.000 euros por el Estado, habría tenido también que devolver el dinero.
Los acuerdos del jurado fueron, casi todos, por unanimidad de sus 9 integrantes. Sólo dos miembros de jurado considerado probado que el acusado tenía intención de acabar con la vida de sus víctimas.