No es un sueño, la Constitución es una auténtica pesadilla de la que sólo se sale con una revolución.
Sólo entonces, habrá democracia.
Pero recordando las últimas palabras de un artículo de Agapito Maestre: la Historia actual de España puede ser o bien una pesadilla que se padece, o bien una tragedia de la cual brote la libertad.
La Transición fue un engaño, como lo fue renunciar a la Revolución Francesa, como lo sería ahora, renunciar a la Guerra de Secesión. Los caminos de la libertad son inexorables: es mentira lo de que no hay democracia sin monarquía, la verdad es que no hay democracia sin reforma, no hay democracia sin revolución.
1588: ¿Estuvimos con la Reforma o con los arcaísmos? Con los arcaísmos: eso se paga.
En tiempos de Carlos III avanzamos, porque Carlos III era un Rey de acuerdo con el espíritu de los tiempos.
Perdimos el tren de la Revolución Francesa y los arcaísmos y localismos, que en Francia fueron barridos, aquí continuaron. ¿Crees que eso es gratis? No. El resultado es que con dos siglos de retraso, se nos presentó la Revolución liberal de la República, que fue abortada por los arcaísmos y el comunismo. Pero los arcaísmos no se fueron con el franquismo, sino que continuaron, porque habían sido el sostén del régimen, como lo son ahora del régimen constitucional.
Los tres países democráticos más significativos, deben su democracia a baños de sangre contra los arcaísmos: Inglaterra: Oliver Cromwell contra el absolutismo. Estados Unidos: Lincoln contra los separatistas: Francia: la Revolución de la guillotina. Tres democracias asentadas, se deben a tres revoluciones.
Y aquí, todavía algunos patrioteros necios del constitucionalismo, (no muy diferentes de otros patrioteros necios del tradicionalismo) pretenden decirnos que los que acertamos fuimos nosotros con la Transición, la neutralidad en las Guerras Mundiales, etc.
Los españoles deben saberlo: sin Revolución, no hay democracia. La democracia es la revolución pendiente.