De modo que, en síntesis: todos los caminos conducen a Roma. Un análisis histórico elemental prueba que esto no fue sino un circo propagandístico, de alguien que firmaba como juez, pero nunca lo fue, porque nunca se creyó su papel de juez y sí, el de agitador propagandístico. Da pena tener que explicar lo que he explicado en el mensaje anterior, porque es triste que parezca que volvemos al parvulario. Todo carente de base racional, convertido así en una parodia de la mitología. Claro: la mitología parte de bases falsas, (por ejemplo que Deucalión y Pirra iban tirando piedras tras el diluvio devastador y que se esas piedras salían hombres y mujeres).
Por eso repito que el problema no es ya ni político, sino semántico.