Voy a explicar la sentencia, utilizando una metáfora ajedrecística (o lo que recuerdo de ella) de un cuento que no me acuerdo bien de su nombre.
Éranse una vez dos zorros muy astutos llamados Arthur Mas y Carod Rovira.
El Pastorcillo Zapatero, tenía un rebaño de ovejas, de las cuales las más queridas eran Cándida Méndez y Toxa y tenía además una gallina llamada Emilia.
Entonces, el pastorcillo buscó protección para su rebaño, y buscó una forma pacífica de ganarse a los zorros, sin tener que recurrir a las escopetas.
Entonces el más zorro, es decir, el zorro Mas, le enseñó un tablero de ajedrez y le dijo:
"¿Ves esto, pastorcillo amigo?"
Sí, respondiole el afable pastorcillo, algo sé jugar, no pensarás darme a mí el mate del pastor. ¿Verdad?
No exactamente, pero sí quiero utilizarlo para imponerte una condición.
¿Y cuál es?
Le explicaré, por cada día, tienes que ponerme las siguientes cantidades en este tablero:
El primer día, tendrás que ponerme un euro, el segundo diez, el tercero, 100, el cuarto, 1.000 y así hasta que consigas llenar las 64 casillas, todas y cada una, con su correspondiente importe.
El pastorcillo aceptó encantado y estampó su firma.
Otro pastorcillo de Villaarriba recurrió ese contrato sin muchas esperanzas, pues la encargada de resolverlo tendría que ser la gallina de Zapatero. Y la gallina de Zapatero, dio la razón a su dueño o... bueno, a los zorros, pero es lo mismo.
Pronto cayeron en la cuenta, de que por mucha gallina que fuera, no había dinero en el mundo para cumplir lo que ésta había ordenado.