Los nacionalistas son, no nos engañemos, la nueva inquisición: los grandes enemigos de la libertad. Es más, son sin duda la asignatura pendiente de la democracia: o la democracia acaba con ellos, o ellos acaban con la democracia.
Son como el Papa: discursos que a lo mejor resultan agradables, para los crédulos, pero que los descreídos siempre les replicaremos:
"Eso, me lo dirás cuando devuelvas las subvenciones, eso me lo dirás cuando renuncies a tu representación absolutamente desproporcionada, o eso me lo dirás cuando te bajes del papamóvil, o eso me lo dirás cuando se restauren las libertades y el dinero que tú miserablemente me has arrancado."
No existe el adversario, yo sostengo con Carl Schmitt, que sin enemigo no hay política. Y eso es lo que en el fondo sostiene todo el mundo, pero yo al menos tengo la decencia de decirlo.