Matar a un animal o matar a un ser humano (en formación o vivo), es un crimen que actualmente, en el caso de los seres humanos, lo han legalizado, anteponiendo un derecho, "el de la mujer" (derecho que no existe y que se han inventado los sociatas), a decidir sobre el destino (vida o no vida), de un ser.
¿Acaso somos Dios para decidir quién vive y quién muere?
El Toro es un animal, que sufre como cualquier otro ser cuando se le quita la vida. Y esto ocurre, tanto si se le quita la vida en una plaza o en un matadero. El animal, está destinado al consumo humano, para la supervivencia humana y quién crea que eso es cruel, que no coma carne animal.
Por el contrario, el ser humano en formación, sufre un cruel destino, que la sociedad intenta justificar con el derecho de la madre (¿o habría que decir de su verduga?, porque una madre no asesina a su hijo, vamos, una madre verdadera), a decidir por la vida del ser que lleva dentro.
¿Qué no se puede comparar un embrión con el destino del toro. Para mi, y para todos los que creemos en la vida, entendemos que en ambos casos es una vida que sufre cuando se la interrumpe. Pero, evidentemente, si hay que conceder una escala de valores entre la vida humana y la animal, es evidente que todo que se precie sensato, obtará por la vida humana. Además, el Toro es un animal cuyo nacimiento está enfocado a morir con honor en un ruedo, donde se defiende frente al torero, cosa que no ocurre con el embrión, que es extraido trágicamente del seno materno, sólo por la inconsciencia de ciertas mujeres o por no cerrar las piernas cuando le correspondía, porque para ser mayores todos servimos, pero para ser responsables, eso ya es otra cosa.
Saludos.