Y cómo no, ya salieron los victimismos infundados.
Que unos padres, muchos más de dos, quieran que sus hijos estudien en español, no significa que no quieran que aprendan el catalán. Los padres no se empecinan en que sus hijos no estudien en catalán, se empecinan, y es su derecho, en que estudien en español, que además, casualmente, es la lengua oficial de España.
- En Cataluña el catalán es la única lengua vehicular en colegios públicos y concertados.
- En Cataluña, los maestros y los profesores, en el ejercicio de su función, deben utilizar normalmente el catalán, tanto en las actividades de enseñanza y aprendizaje como en el ámbito general del centro.
- En Cataluña, las actividades educativas, tanto las orales como las escritas, el material didáctico y los libros de texto, deben ser en catalán, excepto en el caso de las materias de lengua y literatura castellanas y de lengua extranjera.
- En Cataluña, el catalán es la lengua oficial de la Administración educativa. Por tanto, los centros tanto en sus relaciones internas como en las que mantengan entre sí y con el resto de administraciones públicas de Cataluña, tienen que usar el catalán. Asimismo, tienen que expedir, y expiden, toda la documentación académica en catalán.
La inmersión lingüística impide actualmente a los padres elegir la lengua vehicular en la que quieren educar a sus hijos. Eso sí, los hijos de los políticos que han fomentado y aprobado esta chapuza, estudian en colegios extranjeros indicados básicamente para hijos de diplomáticos que están de paso en Cataluña. Pero claro, ellos tienen enchufe, y Montilla lleva a sus hijos al Colegio alemán donde en su día estudió Jordi Pujol. Estudian alemán e inglés, pero no catalán, todo lo contrario de lo que imponen a los hijos de los demás. Por su parte, Artur Mas los lleva al Liceo francés, también suena muy catalán, sí.
Y a mí me da igual dónde se los lleven, como si se van de camping, pero el resto de padres también deberían tener derecho a elegir, y no lo tienen, mucho menos sin dinero y sin enchufe.
Pero además, en Cataluña no solamente se multa por rotular en español, se multa por atender en español a los clientes. Eso significa que en Cataluña multan por hablar español, y quien lo niegue, o está desinformado o miente.
Siendo las cosas así, obviamente me alegro, y me alegraré si la sentencia del TS sirve para algo. Porque igual que yo no me meto con aquellos padres que prefieren que sus hijos estudien en catalán, a ellos tampoco les importa si yo quiero que los míos estudien en español porque fíjate por donde, vivo en España y el español es mi lengua materna. Yo no me meto con la suya, que ellos tampoco discriminen la mía, no, mientras sigan siendo España.