La cosa es mucho más compleja, pero se puede sintetizar en lo siguiente:
1. Cuando no había indignados, tampoco había ley, sencillamente injusticia del fuerte. Para esa injusticia del fuerte, emplearon igualmente grupos anárquicos porque preferían hacerlo de tapadillo y con otra marca, que hacerlo directamente. Pero previo a esto YA HAY un estado de cosas que yo he denunciado mil veces: injusticia del fuerte, impunidad.
2. Los indignados han mostrado que el fuerte no era tan fuerte como aparentaba y, como la impunidad de los peces gordos les había enseñado que podían hacer lo que les daba la gana, pues lo han hecho.
3. Un poder que ha visto socavada toda su autoridad y toda su legitimidad moral, se ha visto incapaz de acttuar ante el cúmulo de ilegalidades, porque a su vez previamente había cometido innumerables ilegalidades, fechorías y traiciones. Como consecuencia de eso, se produce un vacío de poder.
4. El vacío de poder se ha llenado, y ahora lo ocupan los indignados, pero Barcelona llevaba siendo mucho tiempo, la ciudad sin ley, lo que pasa es que hoy se ha hecho patente.
5. Los gobernantes y gestores no están más que para cobrar: han renunciado al timón, pero no al sueldo que se les paga por llevar el timón. De hecho ya habían renunciado hace mucho tiempo. Ya no son más que mafia, coacción, exacción, y los mismos que hoy lloran esto, han impedido escolarizar a los hispanohablantes en su lengua materna, han incumplido todas las sentencias y todos los requerimientos judiciales, han legalizado a un partido terrorista que lo ha pagado multiplicando el terror, incrementando la coacción y los medios para asesinar, amedrentar, extorsionar, etc. a los ciudadanos débiles, a los que por añadidura y pese a multiplicarse el peligro, han retirado la escolta.
6. Fundamental: desde hace años se viene reclamando una reforma liberal, pero ellos sólo estaban para recibir adulaciones, llevarse el sueldo y robarnos mediante su fiscalidad confiscatoria. La falta de una reforma liberal no hace sino, acelerar la descomposición de un sistema que fue inviable de principio a fin.
7. Ante esto y ante el hecho de que vivimos con una Constitución imposible de cambiar, pero ampliamente superada y rebasada por los tiempos actuales y por el cúmulo de ilegalidades, fechorías e indignidades que se han perpetrado no sólo ahora con los indignados, sino sobre todo mucho, muchísimo antes y una vez tras otra, la gente reacciona así. Y atiza con lo que puede: tijeras, cuchillo, sartén, etc. Eso algunos: otros se dejan morir sin esperanza alguna y otros, aprovechan para ocupar el vacío de poder que han dejado los otros acampados, los que cobran por llevar las riendas del caballo, pero que ni pueden, ni quieren, ni saben y por eso les está pasando lo mismo que en el cuento mitológico de Faetón. El problema es que ellos se caerán del caballo, pero los que sufrimos los estragos, somos los ciudadanos abrasados por este desgobierno.
Un saludo: lo dije y lo mantengo: liberté, egalité, fraternité!