Suelo entrar de los últimos para tener reciente todo lo que pueda. Procuro leer el examen en el recorrido que existe desde donde me lo entregan a mi puesto para ver si con el totum revolutum del principio puedo echar un vistazo a alguna pregunta que tenga resumida. Nunca sucede.
Como comienzo muy muy nervioso, comparto protocolo con avilar2: reloj, móvil, bolígrafo (de examen, por supuesto), programa, etc., todos en su disposición exacta.
Más tarde, hago todo eso de poner nombre, pedir certificado, y rellenar lo necesario de entrada.
Luego leo el examen y me hago un esquema de cada pregunta o apunto ideas a desarrollar en un folio de borrador antes de comenzar a escribir, lo que solo comienzo una vez que mi taquicardia se ha visto, al menos, reducida, lo que no es nada fácil.
Cuando me pongo a escribir es normal que hayan transcurrido 15 minutos y no aguanto -mataría si me dejara llevar de mis sentimientos- las interrupciones -lo que siempre sucede- de mala educación. Y, mucho menos, si son por parte de algún miembro del Tribunal, dando voces desgañitadas y diciendo obviedades para resolver sus problemas, no los míos. Me parece una absoluta falta de respeto del poder a sus súbditos.
Y eso 7-9 veces al año. No sé cómo no muero. Vamos, que vivo sin vivir en mí.
