Esto es demencial:
Primero, porque la extrema derecha NO existe en España.
Segundo, porque lo de Garzón no ha sido otra cosa que limitar el abuso de poder, en este caso de un juez. Y evidentemente, si otros jueces abusan de su poder, pues también habrá que cortar cabezas.
Tercero, porque ni Franco cayó, ni cayó el franquismo. Franco, concretamente, por mucho que Garzón y sus fanáticos seguidores se empeñen, murió invicto y el franquismo no cayó: se hizo el harakiri.
Dicho esto, el PP ni me convence, ni puede convencerme en modo alguno, mientras no acometa la lista de tareas de regeneración democrática. Porque sin regeneración democrática no puede haber recuperación económica. El despilfarro de las arcas públicas no sólo es un atentado contra la economía de un país, no sólo es algo económicamente perjudicial, sino que es sobre todo un abuso de poder que nace de un concepto de sobredimensión de lo público. Una sobredimensión que conduce a una desnaturalización y a una perversión del concepto de lo público. Por ejemplo: las miles de empresas públicas no tienen otra finalidad que la corrupción y el amiguismo. Tienen el título de público, pero no sirven al interés público, sino al lucro y el interés de unos pocos. Sobre esto no hay término medio: todo lo que no sea suprimir eso, es decir sí, no a lo público, sino a la corrupción, al expolio generalizado en las arcas públicas para el provecho de unos pocos.