Hasta las narices. Así está la sociedad de sus políticos. Y así se refleja en el último barómetro del CIS, donde la tercera preocupación de los españoles es la clase política (25,4%), solo por detrás de los conflictos de índole económica (46,5%) y el paro (78,6%). La máxima expresión de esta desafección es Torrelodones, un pueblo gobernado por sus vecinos.
Su llegada al Ayuntamiento en 2011, algo “completamente inusual” escribió el New York Times, fue posible gracias al apoyo del PSOE y el partido local acTÚa. La candidatura del PP consiguió el mayor número de votos, pero en la investidura los partidos de la oposición votaron por la candidatura de Elena Biurrun. Desde ese momento son un caso único.
"No somos políticos, ni aspiramos a serlo. Hemos llegado hasta aquí con esfuerzo y creemos que es la única vía para mejorar nuestro pueblo. Eso y estar en la calle, escuchar y que la gente sepa qué estás haciendo", explica Guirao. Con ese objetivo todos los concejales, con la alcaldesa a la cabeza, siguen "buzoneando y pateando" Torrelodones.
Cinco millones de superávit en plena crisis
Vecinos por Torrelodones (VxT) llegó al Ayuntamiento con veintidós compromisos debajo del brazo. El más importante, ahorrar, rige cada una de sus acciones y el resultado es la consecución al cierre del ejercicio 2011 de un superávit de 5,4 millones de euros.
Para ello, Biurrun rebajó su sueldo un 21%, redujo de 6 a 2 el número de concejales con dedicación exclusiva y eliminó los cargos de confianza. De esta manera, consiguió ahorrar un 37% en el presupuesto destinado a retribuciones de la corporación municipal.
La segunda vía de ahorro fue la supresión del personal de confianza de alcaldía. “El Partido Popular siempre gobernó en Torrelodones y llegaron a creer que era suyo. No se debe caer en el error de patrimonializar lo público. Por ello, he prescindido del coche oficial, que suponía un gasto de 2.000 euros mensuales; y del chófer y el guardaespaldas, que además eran dos policías municipales”, apunta.
La tijera también ha afectado a los gastos protocolarios y a los cargos de jefe de prensa y jefe de gabinete, por ejemplo. “Había más personal del necesario y dispendios evitables como los 3.000 euros mensuales de comidas institucionales”. Los recortes no han llegado al personal del ayuntamiento, que sigue contando con la misma plantilla. "Los trabajadores pueden estar tranquilos, estamos renegociando el convenio y todos tendremos que hacer esfuerzos y trabajar más, pero no va a haber despidos", zanja Guirao.
El pueblo como prioridad y el trabajo como solución
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