Pues si, definitivamente abandono... el domicilio paterno. Esta tarde, hermanos pandorinianos, en apenas unas horas, un servidor contraerá matrimonio con la preciosa chica que le robó el corazón cuando apenas era un querubín imberbe de instituto (Jo, qué cosa más dulce y pastelosa! Se me han picado dos muelas al escribirlo!). Y os hago partícipes como mis compañeros de estudios, de fatigas y de fé que sois desde hace un par de años. No me han aceptado el rito pandoriniano, aunque estoy seguro de que es válido (Me he tenido que leer muy a fondo el libro de eclesiástico y la wikipedia, pero viene). Solo espero ansiosamente:
-No caerme en el baile. Soy muy muy patoso. La semana pasada estuve a punto de morir 3 veces (Una de ellas intoxicado) intentando colgar una lampara.
-No mancharle el vestido a la novia con tarta (Tarta de Pandorinos, por supuesto).
-No romper nada. Ni vasos, ni platos, ni ornamentos, ni utensilios, ni nada de nada.
-No mancharme yo (No sé como, pero una vez me manché de chocolate comiendo pipas).
-Acordarme del 70% de la gente. Ya sabéis: "Ah! Hola! Esto.... ¿Manolito?"
-No poner la cara terrorífica que pongo en todas las fotos. Algo parecido a la cara que pondría Mick Jagger comiéndose un bocadillo de pelos.
-No decir muchas tonterías. (Ésto no hace falta que lo aclare ¿No?)
Pues eso! Que estoy mu nervosio!! Prometo ponerme a estudiar cuando esté instalado, ya tengo todos los libros forrados, con mi nombre puesto, y con una pegatina de Bob Esponja. Y me he comprado 18 subrayadores!
San Pandorino, dame fuerzas! Y dame tila!!
Ains!