Ni siquiera todos los billetes de euro que circulan por el mundo bastarían para saldar la deuda de la Eurozona. Aunque los deudores quisieran pagar, literalmente les resultaría imposible encontrar tanto dinero. No lo hay. A día de hoy, en el planeta Tierra existen 9,53 billones de euros en forma de monedas y billetes. Pero sucede que la suma de la deuda pública y la privada de los países que emplean esa divisa ya ronda los 25 billones. Ni destinando a ello hasta el último euro y volviendo al trueque sería viable el empeño. Ni así. Solo en 2012, y en concepto de intereses, los contribuyentes europeos tiramos a la basura 380.255 millones de euros. Solo en doce meses. A lo largo de 2013, el Gobierno español prevé mutilar el gasto en 39.000 millones. La misma cantidad, 38.589 millones, se nos irá en el abono de intereses. Estamos desmantelando el Estado únicamente para pagar plusvalías a los bonistas. Un extravío colectivo, ése del endeudamiento público-privado, ante el que nadie en el continente se atreve a reconocer la verdad.