Pues yo me alegro. Hace años, cuando nadie reparaba en los coches oficiales ni en los amigos enchufados en ese monstruo amorfo y mutante llamado Administración; cuando se recibía la inmigración masiva como una bendición; ya saben, venían para hacer aquellos trabajos que los "españoles no querían"; se celebraba la alianza de civilizaciones antagónicas, enfrentadas durante siglos, cuya único contacto a lo largo de la Historia fue con cimitarras y espadas, y pretendían que hoy fuesen de la mano como hermanos.
¿Ahora nos echamos las manos a la cabeza?
Durante unos pocos años venimos recogiendo las tempestades: nos damos cuenta de que esa inmigración no era tan positiva, eso de que pagarían nuestras pensiones... una leyenda. Nos damos cuenta de que el islam es un problema y enemigo declarado de Occidente, ahora que el enemigo vive, que NO convive, entre nosotros.
No es que ellos sean unos aprovechados, unas garrapatas, unos alienígenas... no, es que nosotros -no me incluyo- somos gilipollas, blandos, tibios, ambiguos y muy cobardes...