Con este de la independencia pasa una cosa curiosa, tanto los defensores como los detractores se equivocan y se equivocan porque no hablan de lo mismo.
Esta noche, en una cadena catalana veía un debate sobre la independencia. Los defensores de la consulta defienden... la consulta. El fin para ellos, el objetivo es la consulta y no se habla de más allá, no se debate la independencia porque eso conllevaría tener que meterse en el pantanoso territorio de la realidad (lo que es y será y lo que no es y no será) y eso no conviene porque no es manipulable. Ante una realidad que sólo tiene una respuesta (Cataunya independiente en la UE) los defensores de la consulta emplean un argumento de lo más gilipollas, un por los cerros de Ubeda al más puro estilo PP calificando el NO europeo de 'discurso del miedo', es decir todo intento de poner sobre la mesa la realidad de una futura Catalunya independiente es 'discurso del miedo' porque no interesa.
Yo como habitante de Catalunya quiero saber el futuro de una Catalunya independiente y quiero que se hable de ello, no de sentimientos y ostias con los que no se come. Quiero saber qué pasará con la UE, la moneda, las pensiones, la Seguridad Social, las empresas. Quiero que se dibuje con datos la realidad de un futuro país catalán, quiero que se informe a la gente de la realidad futura de una futura Catalunya independiente, pero parece ser que aquí a lo más que se llega es a plantear un debate emotivo de libertad frente a imposición, un algo etéreo indefinido que se vende como un derecho a decidir no se sabe muy bien qué.
El problema y el error de los detractores de la consulta es que reaccionan desde el mismo sentimiento que los defensores: el orgullo. La lucha es ser Español contra ser Catalán y estos rifirafes identitarios no conducen a nada pues la radicalidad del argumento de unos sólo sirve para radicalizar las posturas de los otros y así se desboca todo y la intransigencia de unos les sirve a los otros para tener motivos para luchar.
El ciudadano que no se deje llevar por orgullos y sentimientos debe exigir que se informe, que se hable de la Catalunya independiente, de su realidad como Estado (y no de meros sentimentalismos y pataletas). Se puede pedir la posibilidad de decidir y consultar pero ante todo hay que dejar claro qué se decide y qué se consulta.
Estoy harto de independentistas que pretenden esconder una realidad futura de una Catalunya independiente, argumentando que hablar de eso es 'el discurso del miedo' pero también estoy harto de filo fachas intereconómicos que pretenden imponer su orgullo a base de mandar ejércitos, de inconstitucionalidades y de imposición.