Respondiendo a Mile y Palangana:
Mile, bueno, pues muchísimas gracias. Quisiera saber dónde sale lo del curso de nivelación, para ver qué es y qué hay que hacer, en vista de que por la vía que yo pensaba está taponada.
Es de lamentar que quiten humanidades en lo del Máster, y den tanta preferencia a lo práctico, que no es tan práctico.
Y enlazando con lo que dice Palangana, de que él va a lo práctico, voy a contestarle:
Vamos a ver, Palangana: el Ordenamiento jurídico está hecho por puro capricho, improvisando: tuya-mía, tuya-mía, Estado-Autonomía. O en plan intermitente: ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no. Todo esto no tiene el menor fundamento filosófico, ni ninguna base racional, ni ninguna idea de bien común, ni nada de eso. De práctico nada, es impracticable: Albaladejo dijo que es imposible conocer un Ordenamiento con tantas leyes, hechas al tuntún, procedentes de tantos organismos, etc. En realidad carecemos de Ley. El método español es opuesto a mi método. El método español es algo así como: "si hay Papa, ¿para qué queremos religión, para qué queremos libro y para qué escrituras? Yo, lo que diga el Papa." Pues eso, traducido a la ley es: "si ya hay Tribunal Constitucional, y políticos que lo eligen, ¿para qué queremos ley, para qué queremos racionalidad, para qué ordenamiento jurídico, para qué pensar?" O: "si los manuales dicen que blanco de art. 27, ¿para qué voy a mirar yo el art. 27 si es blanco, negro, azul o amarillo?"
¿Y qué pinta la filosofía aquí, Palangana? ¡Muy fácil! En vista de que nosotros no tenemos Ordenamiento Jurídico, sino iudexpapismo tipo Juan Palomo, los sistemas filosóficos ofrecen la posibilidad de, con ellos, llegado el caso, convertirlos en verdaderos Ordenamientos Jurídicos, con sólo transcribirlos como texto articulado. E incluso más modestamente: entender como sería la lógica de un Ordenamiento coherente en el caso de que existiera. Créeme, Palangana: en la piscina de la filosofía, hay agua.