La oposición ha llevado un papel tan malo como el del gobierno, que la ha manejado como ha querido. Esta vez no ha pecado de falta de energía o de contundencia, sino de discernimiento. La falta de discernimiento ha sido total. El gobierno ha manejado con toda destreza esa falta de discernimiento, para dar vueltas de tuerca contra nuestras libertades. Todos a su vez, han sido manejados por la industria farmacéutica, poderes financieros, gigantes tecnológicos, etc., para satisfacer su insaciable ánimo de lucro a costa de perjudicar al bien común.
Todas estas multinacionales parasitarias han jugado políticamente a varias bandas, tantas como partidos, incluido VOX. La baza de la oposición jugada hábilmente por las multinacionales y el gobierno, era que como oposición, en su concepto primitivo y demagógico, no podía admitir que la situación era más leve de lo que la pintaban el gobierno y sus medios afines. Como según ellos era más grave, fue la oposición la verdadera precursora de unas medidas totalitarias y bananeras, que el gobierno quería aplicar. Y además, las ha aplicado con habilidad diabólica, pudiendo decir encima: “no fuimos nosotros los que las propusimos.” La oposición está pillada en la trampa de su propia ignorancia. No puede sacar la pata de la trampa hábilmente tendida, donde ellos mismos se metieron… ¡porque quisieron!
Pero la cuestión sigue estando muy clara. Y como dice Peter Gotzsche, la clave es lo demencial de tratar a la población sana como enferma, el sobrediagnóstico, el sobretratamiento y la sobremedicación. Todos los partidos son partidarios de la medicación obligatoria. Y las medidas tomadas reflejan un tratamiento a todas luces innecesario. Excesivo y abusivo para la población enferma, y ahí se ve cómo se la ha matado, e innecesario para la población sana. Y eso tiene poca vuelta de hoja.