Españoles: estamos perdidos, nadie vendrá a salvarnos, nadie nos rescatará, nadie vendrá a sacarnos del agujero. Es inútil intentar nada.
Yo creo que lo mejor que podemos hacer, es cada uno que busque prosperar por su cuenta. No hacer el mal nunca, ni siquiera devolver mal por mal: leer, trabajar, estudiar y buscar la prosperidad, cada uno. Y de la suma de los esfuerzos y de la suma de las buenas obras, vendrá nuestra salvación tanto individual, (principalmente) como colectiva. La gloriosa historia de los cristianos medievales españoles, narrada por Luis Suárez, ha tenido para mí y debe tener para todos, un efecto purificador.
Lo importante de esta historia no es si moro bueno, cristiano malo, ni viceversa, ni si los españoles llevamos o no la "fiera sangre de Chindasvinto". Lo importante es que Dios no hizo a la especie ni buena ni mala, la hizo libre. Que Dios siempre ilumina un camino, incluso en situaciones desesperadas. Que siempre hay un camino dentro del bien. Que la libertad y el genio humano, son tan grandes, que incluso en las peores teocracias como la musulmana, surgen hombres buenos. (Averroes). Ahora en Londres, ha habido una catástrofe: hijos de puta de todas las nacionalidades, de todas las razas y de todas las ideologías, han protagonizado jornadas vandálicas. Pues bien: un tal Tariq, musulmán, aun cuando el Corán le hubiera sugerido tomar las más crueles venganzas, ha hecho un llamamiento a la unidad y a la paz dentro del Reino Unido. Ha llamado a unirse a todos contra todo tipo de barbarie. Y puede decirse que Dios le ha iluminado.
Hubo otros casos que no fueron tan ejemplares: así por ejemplo, una familia palestina estadounidense, asesinó salvajemente a su hija, por querer abandonar las tradiciones musulmanes, quererse emancipar, trabajar, tener un novio negro, estudiar, etc. Y también porque podría contar cosas desagradables del terrorismo palestino. No siempre los buenos ganamos.
Siempre hubo un camino: los nobles de la época medieval, una de las características que tenían era que respondían al mal con el bien.
Lo de España.
1. No niego que estamos sometidos a una serie de amenazas formidables, una de las cuales es el Islam y la multiculturalidad. No nos engañemos: en modo alguno hay que subestimarla. Cometeríamos un gran error si hiciéramos tal cosa, pero cometeríamos un gran crimen si la exageráramos y emprendiéramos acciones violentas. La historia demuestra que las formidables amenazas tienen solución, que incluso cuando racionalmente parece imposible, Dios hace milagros que no son tales, sino que enseña caminos que la gente no había pensado. (Para eso está Dios).
2. Esta amenaza ya la tuvimos en el pasado y fue, mucho más formidable, mucho más peligrosa y mucho más agresiva. Se solventó. Cuando hubo que defenderse, los cristianos se defendieron y siempre o casi siempre que vencieron, respetaron al otro los tres derechos naturales, (cuatro) propiedad, libertad, vida y dignidad.
3. Grandes casos mediáticos del poder: no tienen solución, no nos engañemos: ganará siempre el poder porque para eso es el poder. Enterarse de esos casos es una gran victoria, porque contra la ciudadanía informada y perfectamente organizada, el poder no puede. La información terminará destruyendo al poder y entonces, el poder dejará de ser tal y por lo tanto, dejará de ser impune. Pero mientras el poder sea poder, será siempre impune. Ha sido así en todos los tiempos, en todos los lugares y con regímenes de todos los colores. Si es poder, es impune, si no es impune, no es poder. En la política hay pocas cosas tan universales e impepinables, como ésta. Poder = impunidad.