Flor,
Pues el pastor alemán por los menos te mira y nada más a lo sumo ladra, pero el esposo, mira muchas veces, espera para luego decir: ¿te queda mucho, cariño?. Y mi hijo, dice no quiero que estudies, quiero que juegues conmigo, eso cuando es suave. Otras veces, se pone fuerte y tengo que cerrar todo o dejarlo para irme con él. Eso sin contar las veces que estás estudiando y tienes que levantarte a llevarlo a hacer caquita y limpiarle el culete, para darle un zumo, para darle cualquier cosa que se le antoje. Cuando necesito estudiar preferiría tu pastor alemán. Pero después buscaría a mis niños(el grande y el peque) son el motor de mi vida.
animo