Subrayados de bolígrafo, rosa, verde y fluorescente, con clips en las esquinas, post-it, rayajos y descosidos en los laterales. Algunos incluso con manchas de lo que sea.
Yo los libros los dejo hechos polvo, totalmente exprimidos.
No soy nada cuidadosa con ellos, pero los leo y vuelvo a pasar hojas para empaparme bien del contenido, ya sea en la consulta de dentista, en la cama, en la cocina, o incluso me los he llegado a llevar hasta la playa.