Rajoy es un cadaver político pero no de ahora por la operación púnica, esto ha sido sólo la puntilla, fue el caso Bárcenas el que lo hirió de muerte. Lo cual es una pena para la estabilidad del Estado pues una cosa no quita la otra y no cabe duda de que la gestión que Rajoy ha hecho de la crisis ha sido la que se requería (no había ni hay un puto duro) con independencia del coste electoral que ello va a suponer para su partido. Esta gestión ha de continuar para que la economía se estabilice y superemos de una vez la crisis y para ello es necesario que el PP reaccione, que meta el bisturí y se libre de hasta el último corrupto y, lo más importante, que sea otro/a su candidato para las próximas elecciones generales.
Corruptos ha habido siempre y los seguirá habiendo en todos los partidos, incluso entre los sindicatos, hasta en la izquierda radical, si no al tiempo. Lo importante es que los organismos encargados de pillarlos sean cada vez más eficaces y vayan cayendo todos sin excepción.