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LoginBombazo en la Zarzuela: el secretario de las infantas lleva a la Casa Real a los juzgadosEn la Zarzuela están indignados con la reacción del fiel escudero Carlos García Revenga. Es el primer conflicto laboral que se produce en la Casa Real y ha caído como una bomba. Nadie se lo esperaba. Y lo que es peor, ni siquiera el propio Revenga había advertido sobre esa posibilidad. Ahora se está a la espera de reacciones. Que pueden ser plácidas o preocupantes. Hay en Zarzuela quien no se fía de quien fuera preceptor y secretario de las infantas Elena y Cristina. Algunos amigos le están calentando la cabeza, comentan en Palacio. Ya han conseguido el primer objetivo: llevar a la Casa Real a los juzgados. ¿Seguirá adelante en su voluntad de venganza? No parece, pero todo es posible. De momento hay algunos 'enviados' de la Casa para sondear las intenciones del profesor cesado.
Cambios profundos y novedades
La demanda laboral sigue su curso normal. García Revenga era personal contratado eventual adscrito a un departamento que ya no existe. Don Felipe cerró la secretaría privada de sus hermanas por lo que el personal a ella adscrito dejaba de tener funciones. Desde septiembre se sabía que la salida de García Revenga de Zarzuela se sustanciaría en diciembre. Y así fue. En enero, el secretario de Elena y Cristina, con quienes mantenía una relación tan estrecha que a veces parecía su hermano mayor, envió un mail a determinados empleados de la Casa. Un mensaje muy comedido, correcto, formal, agradecido y honorable. Las cosas se torcerían unas semanas después.
Cariacontecido y desolado, García Revenga comentaba a sus amigos desde ya hace meses, que "en enero me voy a la cola del Inem". Su puesto había desaparecido u por lo tanto, no tenía sentido su continuidad en la estructura. La princesa de Asturias y la infanta Leonor aún no precisan de los servicios de un secretario. Y cuando lo necesiten, no será, desde luego, García Revenga quien vaya a ser convocado para esta misión. El preceptor despedido, buen conocedor de la forma de pensar de los nuevos reyes, se imaginaba que no habría un especial miramiento con su caso. En esto, la Casa Real es implacable.
García Revenga comentaba a sus amigos desde ya hace meses, que "en enero me voy a la cola del Inem"
"¿Sabes, Sofía, que Sabino nos deja?". Así le comentó don Juan Carlos a la reina la patada en el trasero que acababa de propinarle a Sabino Fernánez Campos, uno de sus más fieles y leales colaboradores, cuando decidió cesarle como jefe de la Casa. En este caso parece que hubo más sensibilidad con el agradecimiento de índole económico. Pero con Revenga no ha sido así, según piensa el recién despedido. No le corresponde, dicen en Zarzuela. Es un eventual, termina su función y se ha efectuado el cese correspondiente.
De ahí, a los tribunales, para reclamar la indemnización a la que el asesor de las infantas juzga que tiene derecho. La abogacía del Estado ejercerá la defensa de la Casa. Un pulso estrictamente laboral y económico. Pero Revenga tiene información, secretos y muchas confidencias. Fue tesorero del Instituto Nóos, trabajó con Urdangarin y su socio Diego Torres, resultó imputado por el juez Castro quien, finalmente, le exoneró. Pero aquel episodio cayó como un estigma en su hija de servicios. En la nueva Zarzuela no caben los corruptos ni los sospechosos. Spottorno, el último jefe de la Casa con don Juan Carlos, fue desposeído de su cargo de asesor de don Felipe en el momento en que estalló el escándalo de las tarjetas black de Bankia. Es el nuevo estilo de la Casa.
Una tentación permanente
Revenga tiene amigos inconvenientes y quizás le estén aconsejando en la línea equivocada, comentaba una fuente de Zarzuela. Nadie piensa que el antiguo preceptor vaya a dar un paso en contra la Institución. Pero podría. "Tiene artillería para hacer mucha pupa", apuntaba ese excompañero de Palacio. Es como una bomba de relojería. Habrá que desactivarla. Nadie ha mirado por él. Don Juan Carlos está absorbido por su nueva vida, de restaurante en restaurante y prácticamente sin agenda oficial. Recuperando el tiempo perdido. Doña Sofía, también a lo suyo. Las infantas, una en Ginebra en espera de juicio y la otra en su trabajo y con su vida ya menos briosa que antaño.
Y los reyes, dedicados a la hercúlea misión de devolver el prestigio y la consideración que tenía la Corona en tiempos pretéritos, luego enlodados por la actuación de don Juan Carlos en los últimos años de su reinado. No es García Revenga un hombre próximo a don Felipe. Pese qa que le dispensaba una cierta estima, era el secretario de sus hermanas. En cuanto a la reina Letizia, todo lo que suene a Cristina le pone de los nervios. El rey le ha puesto condiciones a su hermana para que pueda volver al entorno de normalidad familiar. Renuncia al ducado y a los derechos dinásticos. Dun Juan Carlos se lo recordó esta semana en su conversación en el Salón Naútico de Barcelona.
Nadie piensa que Revenga tome una decisión drástica. Todos piensan wue guardará el conveniente silencio, como hizo Sabino, como hará Spottorno. Por sus manos han pasado asuntos muy delicados. Y nadie puede ni imaginar que los vaya a desvelar por rencor. O por dinero. Tiene 57 años, dos hijas y está en la calle, comenta la mencionada fuente. Y su hoja de servicios ya no cuenta demasiado. Nóos y hasta el pequeño Nicolás la han contaminado. Injustamente, sin duda. Pero las cosas casi siempre no son lo que son sino lo que parecen.
Esperaba García Revenga, efectivamente, una compensación, un finiquito acorde a su dedicación y entrega a la Familia Real durante estos veinte años. Se entrega en cuerpo y alma, sin prestar atención ni al teléfono ni al calendario. Viajaba con las infantas, las acompañaba en asuntos institucionales y personales, las aconsejaba. Tras su divorcio se acercó aún más a Elena. Él también se había divorciado. Precisamente con la hermana mayor del Rey puso en marcha la empresa Global Cinoscéfalos, en 2007, junto a su hermano Javier García Revenga. El proyecto se cerró a velocidad de vértigo. Ya había bastante con una empresa, Nóos, en la familia.
Muy amable, simpático y eficaz, Carlos García Revenga gozaba de la estima y la consideración de la Familia Real en pleno. Culto, amable, entregado a la cusa, no esperaba que se le tratara así. Ni una indemnización, ni un miramiento, ni un gesto de cariño. Nuevos tiempos en Palacio que no dedican ni medio minuto al pasado. La duda es si el profesor despedido dedicará ahora algo más de un minuto a pensar en lo que le han hecho en Palacio. Esa es la gran incógnita.