Adelanto que no sigo muy de cerca la actualidad política en Francia, pero creo que la alta participación se debe a la renovación.
En Francia la política ha llegado a asquear y decepcionar a la población como en pocos países de Europa. El fracaso de muchos proyectos, el incumplimiento de muchas promesas y la desconfianza en la clase política ha alcanzado cotas muy altas en el país vecino. El divorcio entre los políticos y la sociedad ha sido muy grande. Pero los partidos han reaccionado a esa crisis y han optado por la renovación de sus líderes y de sus proyectos, han opotado por un acercamiento a los problemas reales del país y no a sus obsesiones por el poder. Fruto de esa renovación son Sarkozy, Royal e incluso Bayoru, si bien entendida de muy diferente manera. Para Sarkozy la idea de renovarse es mostrar un programa con propuestas concretas, claras sin promesas ambiguas ni mensajes equivocos. Para Royal la renovación significa escuchar más al ciudadano y darle más participación. Para Bayrou romper con los partidos políticos tradicionales.
En resumen, ideas nuevas, proyectos diferentes pero renovación. Los franceses, quizá han recuperado la ilusión; y sino la ilusión, sí al menos la conciencia nacional.