La losa que he levantado era muy espesa. Mi cansancio, ahora mismo, es extremo. A menudo soy la voz que predica en el desierto.
“La propaganda es como el arte, no tiene necesidad de respetar la verdad”, Joseph Goebbels. No habrá ningún límite difamar a los cinco millones de musulmanes franceses, la mayor comunidad musulmana de Europa, y lo que menos se tendrá en cuenta, es que sea certeza o no; tal y como indica la máxima que he citado del Gran Maestro de la mentira. Mientras París se estremece debido al espeluznante ataque del viernes, la misma sensación recorre Beirut tras las dos explosiones que tuvieron lugar el jueves y tal es el sentimiento en Palestina a diario. Pero sólo por Francia la Ópera de Sidney ha cambiado sus colores, y solo por Francia se ha repetido la misma reacción que con el incidente de Hebdo; los presidentes occidentales se han horrorizado y los medios de comunicación internacionales ( privados ) retransmiten en directo, realizan presentaciones de diapositivas y páginas de vídeo.
Nosotros, Occidente, derrocamos a Sadam por la fuerza. Derrocamos a Gaddafi por la fuerza. Estamos intentando derrocar a Assad por la fuerza. Todos regímenes crueles, pero mucho menos draconianos que otras dictaduras en el mundo. ¿ Cuál ha sido el resultado de estas intervenciones ? Un infierno en la tierra, uno que crece y es más despiadado cada año.
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