Claro que sí, hombre. Pregonar a los cuatro vientos un derecho a la autodeterminación que no existe en ninguna ley española ni tratado internacional del mundo y tratar de imponer un referéndum para que cualquier paleto autista pueda crear su propio Estado de chichinabo en virtud del sagrado principio jurídico de "maricón el último", no es mas que una pequeña anécdota.
Y luego te enfadas cuando se te dice que eres gilipollas. Pero eso no es un insulto; es un diagnóstico.
Algunos en este foro seguís a rajatabla los mandamientos de Goebbels
Principio de la exageración y desfiguración: convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en una amenaza grave.
Principio de la transposición: cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
Principio de simplificación y del enemigo único: adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
¿Ha dolido eh? Pues sí, tu haces propaganda barata porque la cabeza no te da para nada más que no sea escupir contra el viento y mostrarte desconcertado al mojarte.
Eres un asustaviejas sin argumentos al que se le derrite el orto cada vez que habla. Supongo que la boca la usas para cargar, porque queda claro que usas el culo para hablar. Aún a riesgo de verme salpicado por tus pestilentes palabras, fruto de la lamida de huevos a la derecha más casposa - a la que rindes tributo y culto - utilizando hasta el aburrimiento los mismo insultos y las soeces faltas de respeto de turno (sin una gota de originalidad, por cierto), te voy a dedicar unas bonitas palabras impropias de mi persona.
Eres más rancio que los pelos del culo. Menudo verborrea calzas. Lo que me pregunto es si es debida a una diarrea mental, o a una falta de materia gris que impida excretar nada más digno de ser oído. Hagamos una cosa, cuando seas capaz de reunir más de dos neuronas para construir alguna argumentación que no sea una falacia ad hominem, te trataré como una persona de bien.
Hasta entonces te trataré tal como hablas, como un chulo que profiere amenazas frente al espejo, un grasiento gañan de bar con el taburete incrustado en el escroto y que no alcanza a decir más de dos palabras seguidas, un tuercebotas que unta el pan en betadine, un santón que predica en la cama de un prostíbulo, un tarado con camisa de fuerza que intenta peinarse a lametones, un lerdo que se rasca los cojones con el codo, un memo que ni alcanza a comprender como abrocharse la bragueta. Un palurdo analfabeto, rey de la escoria, que hace honor a su título demostrando los modales de un descerebrado.