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LoginLa semana empezó mal, y ha acabado peor. La Generalitat y el Gobierno se han enfrentado estos días a cuenta de la gestión de las infraestructuras, y si el martes polemizaban sobre la responsabilidad de cada administración tras un nuevo colapso en Cercanías, ayer la confrontación entró en el terreno de la descortesía. Sucedió a cuenta del desplante que el gobierno catalán hizo a la ministra de Fomento, Ana Pastor, a la que no invitó a la inauguración de un tramo de Metro al considerarse una «obra local», pese a que la nueva línea enlaza Barcelona con el Aeropuerto, y a que el Estado sufraga parte del coste del transporte metropolitano.
La ministra, molesta por lo que considera un veto, mandó a su segundo, el secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez Pomar, que aguantó estoico el chaparrón verbal del presidente Carles Puigdemont durante la inauguración.
García Albiol se ausenta
El jefe del Ejecutivo catalán apuntó que el Gobierno ha «dimitido» de sus responsabilidades de inversión en Cataluña, y que cuando es la administración catalana la que gestiona las infraestructuras «los resultados son mucho mejores». El presidente catalán tiraba con bala de tal calibre que el líder del PP en Cataluña, Xavier García Albiol, se fue a media discurso para no tener que escuchar «mentiras contra el Gobierno».
Las palabras de Puigdemont fueron también replicadas por el secretario de Estado, que defendió la política inversora del Gobierno en Cataluña: «Las palabras del presidente se califican por sí solas».
