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Autor Tema: Pedro Sánchez planea limitar a Podemos nombrando a ministros independientes  (Leído 478 veces)

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En el equipo del PSOE que negocia la investidura de Pedro Sánchez siguen sin observarse avances que permitan alumbrar el desenlace final, entre otras razones porque Podemos todavía no ha definido su posición. Fuentes socialistas aseguran que Sánchez explorará todas las vías a su alcance para llegar a La Moncloa, incluida la propuesta de nombrar ministros independientes cuyo perfil no suscite rechazo en ninguna de las dos formaciones. El objetivo no es otro que limitar la influencia en el Gabinete de la formación liderada por Pablo Iglesias, reacio a recular en la exigencia de una Vicepresidencia.

Sánchez ha escenificado hasta el momento el acercamiento a Ciudadanos, el que más puede instalar al PSOE en la centralidad política, pero es consciente de que los 40 diputados de Albert Rivera no le solucionan la papeleta, entre otras razones porque suscitan la animadversión de otros grupos que pueden ayudarle en la investidura, como es el caso del PNV, obsesionado con el mantenimiento del concierto económico, Democracia y Libertad, Esquerra Republicana o Compromís. Por este motivo, aunque haya dejado para el final el contacto formal con Podemospara no soliviantar más a los barones socialistas, Sánchez es consciente de que es el único que puede abrirle las puertas de La Moncloa, una tabla de supervivencia exclusiva que incluso le permitiría seguir como secretario general del PSOE y, sobre todo, evitar nuevas elecciones.

La propuesta de ministros independientes, desvelada este viernes por el propio Sánchez, no se concretará, aseguran las fuentes, hasta que se encarrile la negociación con Podemos. La iniciativa no deja de ser una salida a la desesperada para acceder a La Moncloa, evitar el veto del comité federal del PSOE y frenar la celebración de nuevas elecciones. Las fuentes esperan que, llegado el momento, Sánchez no tenga los mismos problemas para fichar a independientes que encontró cuando en junio del año pasado formó su ‘comité de sabios’, pues hubo algunos expertos del mundo económico que le dieron la espalda.

De nuevo en campaña

De los cinco grandes pactos de Estado que Mariano Rajoy le ha ofrecido a Pedro Sánchez en el documento que le remitió ayer, ninguno de ellos ha merecido atención especial del líder socialista este viernes, salvo el de la recuperación económica: el candidato a la investidura ha acentuado su compromiso con la estabilidad presupuestaria para emitir un mensaje de tranquilidad en plena tormenta bursátil. No es que su partido esté desinteresado en desarrollar políticas que favorezcan el empleo, que fortalezcan la sanidad pública, que mejoren el sistema educativo o que contribuyan a combatir la corrupción. El problema de fondo, como se ha visto después de la reunión, es que Sánchez no reconoce al presidente en funciones como un interlocutor válido. Aunque ha suavizado sus críticas, le ve como el referente principal de la corrupción en España y cree que lo mejor que puede hacer es pasar a la oposición y promover la regeneración del PP.

Rajoy y Sánchez se esfuerzan en transmitir tranquilidad a los mercados: se respetará la estabilidad presupuestaria

Por parte de Rajoy, el esquema con el que opera de aquí a la investidura es claro. Fue el candidato más votado hace mes y medio y se ve con el derecho a presidir un Gobierno que comprometa al PSOE y a Ciudadanos en todas las políticas públicas que pueden contribuir a evitar que España regrese a la foto de 2011. O eso, o la alternativa de la izquierda radical, repite de forma machacona el presidente en funciones.

Cuando tanto Sánchez como Rajoy han mostrado sus ejes de Gobierno y éstos coinciden en lo básico, el discurso que ambos han hecho este viernes tras la reunión de media hora celebrada en el Congreso para descartar cualquier posibilidad de acuerdo demuestra que los dos vuelven a jugar al desgaste mutuo en un diálogo de sordos que encaja con la posibilidad de unas próximas elecciones. En realidad, los dos sí sabían este viernes a qué venían al Congreso, pues tanto si prospera la investidura del primero como si no, necesitan conciliarse con sus respectivos electorados, a los que han emitido el mensaje de que se pondrán de acuerdo en los principales asuntos de Estado: Cataluña y lucha antiterrorista.

Sánchez se vio respaldado el pasado 20-D por 5,5 millones de votos a los que prometió no pactar con el populismo ni con Ciudadanos, al que consideraba la marca blanca del PP. En este mes y medio, está haciendo todo lo contrario, guiado por una clave interna de supervivencia en su partido que puede haber generado una gran confusión entre sus votantes. Por su parte, Rajoy identificó a los socialistas como los principales enemigos de la recuperación económica y ahora recurre a ellos, precisamente, para consolidar los avances conseguidos en la última legislatura. Se trata de un giro estratégico que solo encajarán bien aquellos simpatizantes del PP que vean en un Gobierno alternativo del PSOE y Podemos la gran amenaza para sus intereses.

El candidato socialista confía en tener apoyos para formar Gobierno a finales de mes

De lo que se trataba este viernes, aseguran fuentes de los dos grandes, era de marcar bien las cartas cara a la investidura. Por parte del candidato, fijando su prioridad en conseguir ahormar un Gabinete de izquierdas en el que aspira a contar con independientes de prestigio – en su agenda está responsabilizar a quien sea un obstáculo para su formación– y por la de Rajoy, consolidándose como la principal referencia de hombre de Estado, alejado del ruido y del desorden, y dispuesto a aceptar todas las medidas que se le propongan, “absolutamente todas”, para combatir la grave contaminación que sufre su partido, el que más, por los casos de corrupción. Es un problema que no le acorralará, ha dicho, mientras siga teniendo capacidad para adoptar medidas.

La cita de este viernes se ha celebrado cuando quedan tres semanas, previsiblemente, para la sesión de investidura y Sánchez sigue careciendo de apoyos para conseguir que prospere. Su objetivo es conseguirlos de aquí a fin de mes Algunos partidos que se han reunido con el equipo negociador del PSOE califican de “maniobras de divertimento” lo que éste ha puesto encima de la mesa, conscientes de que lo que determinará finalmente el desenlace no serán los dimes y diretes sobre el salario mínimo, los planes para abordar la ‘pobreza energética’ o las medidas para frenar la violencia de género, sino el puro cálculo electoral. A estas alturas de la serie, mes y medio después de celebradas las elecciones, nadie sabe si a Pablo Iglesias le convendrá o no ir a un nuevo examen en las urnas, pues las opiniones dentro de Podemos están muy divididas. En el PSOE se sigue teniendo claro que lo que Iglesias busca es fracturar la izquierda y dar el sorpasso, objetivos a los que ayudan las propias condiciones para el acuerdo impuestas por los barones a Sánchez en el comité federal: nada de negociar con Podemos mientras no renuncie al referéndum en Cataluña ni tampoco con las fuerzas independentistas que podrían facilitarle con su abstención el acceso a La Moncloa.

En el equipo negociador del PSOE triunfan las apuestas que le ven lejos de La Moncloa

Miembros de Podemos y del PSOE mantienen desde hace semanas reuniones informales para tomarse mutuamente la temperatura, pero los socialistas están convencidos de que Iglesias será quien tenga la última palabra y que ésta no la pronunciará hasta el último minuto. De momento, dentro del grupo negociador nombrado por Sánchez triunfan las apuestas que le ven fuera de La Moncloa. Sin bajarse todavía los pantalones, ha llegado a proponer a los partidos que pueden ayudarle el decidir desde el Consejo de ministros solo sobre los temas en los que hay coincidencia y trasladar al Parlamento las discrepancias. Singular propuesta para gobernar de alguien que, a día de hoy, con tal de lograr su propósito, no cierra ninguna posibilidad, ni siquiera la de un Gabinete de coalición con Podemos que tanto espanta a amplios sectores del PSOE.