Y ya que nos basamos básicamente en lo que dice la biblia sigo
El concepto bíblico de "vida humana" es mucho más simple de lo que el cristiano promedio puede imaginar. El criterio para establecerla no tiene que ver con unión de óvulos y espermatozoides, ni con ADN, ni con ningún otro concepto científico moderno que los antiabortistas tratan de proyectar en sus escrituras sagradas. Por la ignorancia fisiológica de los Judíos, que jamás investigarían la enfermedad o la anatomía en cadáveres (por el tabú de la "impureza"), el criterio era muy simple e ingenuo. Para ellos, la vida era el "aliento" (en hebreo: ruach) que entra en el cuerpo para animarlo2. No se podía considerar "vivo" lo que no respirara, porque carecía de aliento vital, como muestra el mito de la creación:
“Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente.” (Génesis 2,7 NVI)
Aunque Yahvé hubiera formado al hombre de la tierra, no era ser viviente hasta que Yahvé le sopló hálito o aliento de vida . Sin respiración, no hay persona. Es el aliento o hálito o espíritu, lo que anima al ser vivo. Esto es una generalidad que según la Biblia, se cumple para todo ser humano:
“¿Quién de todos ellos no sabe que la mano del Señor ha hecho todo esto? En sus manos está la vida de todo ser vivo,y el hálito que anima a todo ser humano.” (Job 12,9-10 NVI)
Aunque Yahvé hubiera formado al hombre de la tierra, no era ser viviente hasta que le insuflara aliento. Sin respiración no hay persona: sólo una escultura de tierra. Esto es más claro en Ezequiel 37,1-10 (NVI):
Levítico 27,1ss habla del precio a pagar al santuario para redimir personas, de acuerdo a la edad y el sexo. El rango de precios se presenta en la siguiente tabla:
Varón ( 1 mes - 5 años) 5 siclos de plata
Varón ( 5 años - 20 años) 20 siclos de plata
Varón (20 años - 60 años) 50 siclos de plata
Mujer ( 1 mes - 5 años) 3 siclos de plata
Mujer ( 5 años - 20 años) 10 siclos de plata
Mujer (20 años - 60 años) 30 siclos de plata
Resalta que no haya haya precio para redimir niños menores de un mes. La Ley de Dios ni siquiera los considera. En la misma línea, Números 3,14-16 narra un censo ordenado por el mismísimo Yahvé en persona. Como es bien sabido, el fin de un censo es contar el número de personas en una población. La orden de Yahvé sobre lo que se debe contar como "persona" aclara mucho sobre los niños recién nacidos:
“Cuenta los hijos de Leví según las casas de sus padres, por sus familias; contarás todos los varones de un mes arriba.
Yahvé es muy coherente con su política de lo que considera "persona": los niños menores de un mes no se redimen pues ni siquiera valen un siclo para el santuario y de la misma forma, Yahvé ignora en su censo a los bebés menores de un mes.