Que los comunistas son unos malditos hijos de la grandísima puta, como los nazis, es algo evidente que debería ser inyectado en vena desde la educación infantil.
Y nosotros permitimos que esos bastardos hijos de Satanás canturreen sus putas copletas con el puño en alto, símbolo, junto con la hoz y el martillo, de la mayor matanza de personas que ha conocido la humanidad, amén de la mayor afrenta contra la libertad.
Los brazos en alto y los puños en alto hay que bajarlos a estacazos, si es necesario.
Y, por supuesto, expulsar del sistema toda fuerza que pretenda aún timoratamente sustituir el sistema de libertades.