Es muy rentable dedicarse a la politeia. Demasiado: Ningún requisito especial, ni académico, intelectual, moral, económico... Y resulta facilísimo y libre de consecuencia ser un inepto o un magnate de los mangantes.
Hasta que no se exija juramento de voto de castidad, pobreza y abstinencia; donar un riñón al sanidad pública; donar el 50% del patrimonio a Tesoro y haya responsabilidad civil y penal real tras la gestión, en relación objetivos-resultados... Hasta entonces los políticos, a todos los niveles (el nivel local es el más sangrante, si bien la ineptitud de los nacionales es más evidente pues los vemos casi a diario, los locales son de un escandaloso que te rilas; el tío o tía más cateta y zote del barrio te lo puedes encontrar de concejal o mejor, de alcalde/sa)
Dedicarse a la res publica debería ser sacrificio, sudar sangre y no por dinero. Alguno habrá que lo entienda... O no...