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En defensa de la Revolución Permanente
« en: 05 de Mayo de 2016, 18:59:06 pm »
Por Alejandro Iturbe

Tal como señala el trotskista argentino Nahuel Moreno en la Escuela de Cuadros del MAS (1984), los primeros en utilizar el concepto de “revolución permanente” fueron Marx y Engels, entre 1845 y 1850, aunque en un sentido sólo de carácter nacional, ya que ellos consideraban que sólo algunos países europeos estaban “maduros” para la revolución socialista.

Varias décadas más tarde, el revolucionario bielorruso Alexander Parvus lo retomaría para plantear una posición diferenciada en el marco del debate que se desarrollaba entre los marxistas del imperio ruso sobre la dinámica de la revolución contra el régimen zarista.

En esa escuela de cuadros, Moreno señala que, en ese riquísimo debate que transcurría en los primeros años del siglo XX, se establecieron básicamente tres posiciones: la etapista de los mencheviques (ala derecha de los marxistas rusos), la de Lenin y los bolcheviques (también etapista) y la de Trotsky, que desarrolla la posición de Parvus hacia la revolución permanente.

En las “Tesis de Abril” de 1917, luego de la caída del zar en febrero, y frente a la revolución en curso, Lenin modifica su posición y adopta, en los hechos, el enfoque de Trotsky, quien, por su lado, abandona su posición centrista y menchevique sobre la concepción de partido e ingresa con su organización al partido bolchevique. De este modo se formó el equipo que habría de dirigir la Revolución de Octubre.

Después de Octubre, la revolución permanente pasó a ser la “teoría oficial” de los bolcheviques. Sin embargo, a partir de 1924, en el marco del proceso de burocratización del partido y de la URSS impulsado por el estalinismo, comienza a sufrir duros ataques, con la teoría del  “socialismo en un solo país” y una nueva formulación de la “revolución por etapas” en los países semicoloniales.

Con esta línea, la ya burocratizada III Internacional interviene y lleva al desastre la revolución china de 1923-1928. En debate con esa línea, Trotsky escribe su segunda y última formulación de la teoría, e incorpora, a modo de síntesis, las famosas “Tesis de la revolución permanente”.

Posteriormente, Nahuel Moreno va a realizar una crítica y una revisión de esta formulación de Trotsky de las Tesis –las que se expresan en el material para la “Escuela de Cuadros”–, que se publican en esta misma edición de Marxismo Vivo. Realiza esta crítica para reivindicar su contenido esencial.

Moreno también realizó una defensa conceptual de la revolución permanente frente a dos posiciones revisionistas surgidas en el trotskismo, en las décadas de 1960 y 1970. La primera fue expuesta por Enrst Mandel, con su concepción del neoimperialismo, que Moreno criticó por transformar las bases objetivas de la revolución (la imposibilidad del capitalismo de mejorar el nivel de vida de las masas a partir de que las fuerzas productivas habían cesado de crecer) en subjetivas (voluntad de cambiar el mundo y de mejorar los métodos de producción y distribución). Junto con esto, la dirección mayoritaria de la organización llamada Secretariado Unificado (SU) de la Cuarta Internacional apoyó la estrategia de la lucha armada de las organizaciones guerrilleristas, abandonando también en sus posiciones políticas la concepción de la revolución permanente. Ambos debates están reflejados en un trabajo de Moreno de 1973: El Partido y la Revolución, conocido como “el Morenazo”.

La segunda revisión fue planteada por el SWP estadounidense, que transformaba la revolución permanente en una suma de luchas radicalizadas contras las opresiones del capitalismo. La nueva dirección del SWP fue abandonando también la concepción de la revolución permanente hasta transformarse directamente en castrista.

Como resultado de estos debates y de sus elaboraciones. Moreno escribió, en 1980, Actualización del Programa de Transición, el trabajo que daría las bases teóricas y programáticas de la fundación de una nueva organización internacional trotskista: la LIT-CI (Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional), en 1982.

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