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Autor Tema: El Plan Rajoy: C's en el Gobierno y garantizar al PSOE ser líder de la oposición  (Leído 750 veces)

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A pesar del ruido y de las apariencias, al Partido Popular y al PSOE les unen intereses comunes. La mejor forma que tiene el primero de atenuar la competencia que le come terreno por el espacio de centro es introducir al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, o a personas de su confianza, en el Gobierno. La vía más segura del segundo para debilitar el empuje de Podemos, su principal competidor por la izquierda, es retener el liderazgo de la oposición. Estos son, precisamente, los mimbres con los que trabaja Mariano Rajoy para superar su investidura y conducir la XII legislatura, según fuentes de toda solvencia.

Incluir ministros de Ciudadanos es una opción que baraja Rajoy para superar su investidura y frenar a un competidor del PP
En las conversaciones que de forma discreta vienen manteniendo desde el 26J altos cargos del Gobierno con importantes dirigentes del PSOE, algunos de ellos territoriales, se ha evidenciado la disposición de Rajoy a incluir a responsables de Ciudadanos en su Gabinete. No es un plato de buen gusto para algunos miembros del actual Ejecutivo en funciones que consideran a Rivera un político “poco hecho e inmaduro” para asumir de golpe estas responsabilidades y ven a algunos de sus colaboradores, como el economista Luis Garicano, como un “lobista veleta”, ansioso de entrar en el equipo económico “sólo para enriquecer su carrera”.

Fuentes del Gobierno en funciones razonan que la posible inclusión de Ciudadanos en el nuevo Gabinete tendrá estos inconvenientes, pero también la gran ventaja para el PP de que, mediante este ‘abrazo del oso’, desarticularía más pronto que tarde a un contendiente electoral que en las recientes elecciones le ha quitado más de tres millones de votos, los mismos que en 2011 le valieron a Rajoy para sumar con creces la mayoría absoluta y rozar los 11 millones de papeletas.

En el equipo del presidente predomina el convencimiento de que si Ciudadanos da el paso de apoyar directa o indirectamente la investidura, algo que se considera altamente probable, los socialistas se avendrán también a garantizar con su abstención la formación de un Gobierno “mínimamente estable”. El problema es quien exhibe antes la voluntad de ir en esta dirección, pues en La Moncloa se interpreta que sería mucho más sencillo si fuera el PSOE el primero en retratarse.

Compromiso de dar tiempo a que el PSOE se ordene

Esto es, precisamente, lo que busca el diálogo exploratorio abierto desde hace semana y media entre interlocutores de los dos principales partidos, en el que se ha deslizado el compromiso del PP de dar tiempo a los socialistas a que digieran el 26J y pasen del ‘no’ rotundo a la investidura a lo que en los últimos días vienen defendiendo con mayor o menor claridad el expresidente Felipe González, su exministro Javier Solana, el eurodiputado Ramón Jáuregui o el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara: la urgencia de facilitar que gobierne el partido ganador de las elecciones mediante una agenda pactada y el aprovechamiento de la etapa que resta hasta las próximas legislativas para refundar el Partido Socialista.

Es evidente, señalan las fuentes, que una abstención del PSOE en la investidura de Rajoy daría oxígeno a Pablo Iglesias para intentar pilotar la oposición parlamentaria junto a IU con solo 71 diputados. Por esta razón, lo que está dispuesto a garantizarle el PP a los socialistas es una menor exposición mediática de Podemos en algunas de las televisiones que han contribuido desde hace cuatro años a lanzar a Pablo Iglesias y a algunos de sus colaboradores al estrellato.

“La operación puede verse como un gran acuerdo soterrado del bipartidismo para deshacerse de sus principales contrincantes, Rajoy calzando a Rivera en su Gobierno y el PSOE asegurándose el papel de Pepito Grillo en la oposición. Pero lo que prevalece es, en todo caso, contribuir a una gobernabilidad responsable en un momento muy crítico para España”, se sostiene en medios del Gobierno.

El PP está abierto a influir en que la exposición mediática de Podemos se reduzca al mínimo
Ninguna de las fuentes consultadas en el Ejecutivo y en el PSOE admiten que esta operación política vaya a resultar fácil de cerrarse, entre otras razones por la fuerte división que fractura a los socialistas. Sin embargo, la presión de Bruselas sobre estos últimos ya se está dejando notar, lo que hace que la mayoría de sus dirigentes interpreten como un mero paripé la representación a la que se están prestando más o menos gustosos numerosos barones regionales, que en público entonan el ‘no’ a Rajoy mientras en privado admiten que no habrá más remedio que facilitarle la investidura antes que correr el riesgo de precipitarse a unas terceras elecciones.

Rajoy está dispuesto a dejar que la representación en el PSOE continúe hasta la última semana de julio, fechas en la que ya espera tener madurada su posición final y la de Ciudadanos, los dos actores principales, junto al PP, de la nueva obra estrenada el pasado 26J. El presidente en funciones está decidido no solo a asumir parte de la agenda social que defendió Pedro Sánchez en la pasada campaña, coincidente con el acuerdo firmado con Albert Rivera en febrero, sino también a incluir en su Gabinete a personas de prestigio cercanas al Partido Socialista que no estén marcadas por la pelea partidista. La aceptación de este ofrecimiento, que ya ha sido trasladado a altos responsables del PSOE, brindaría a este partido la ventaja de tener antenas en el Consejo de ministros sin necesidad de quemar sus siglas con una política que volverá a necesitar de nuevos ajustes y que, debido a las restricciones presupuestarias, tampoco dará margen para muchas alegrías.

La presión de Bruselas sobre los socialistas para que faciliten la investidura de Rajoy va en aumento
En la ‘Guía Rajoy’, esta operación política se va a intentar encarrilar a través de un paquete negociador en el que ha entrado la composición de la Mesa del Congreso, la propia sesión de investidura y los Presupuestos de 2017. Pronto se verá quien preside la Cámara Baja y si el PP, que es el que tiene la llave, permite la presencia de Ciudadanos en su máximo órgano de gobierno, gesto que emitiría una señal clara de que las piezas para velar por la supervivencia del bipartidismo y, en paralelo, facilitar la gobernabilidad, empiezan a encajar. El 26J, entre el PP y el PSOE sumaron el 55,7% de los votos, porcentaje que hace dos legislaturas llegaba al 84%.