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LoginImagina por un momento un país donde tu hijo, de Valencia, recibe la misma educación que tu sobrino asturiano. ¿No sería fantástico que ambos estuviesen igual de preparados para afrontar su futuro? Un futuro lleno de esperanza, ilusión, esfuerzo y progreso.
Un país donde todos tengamos los mismos derechos y obligaciones, donde no se discrimina a nadie por su ideología y donde todos podemos convivir independientemente de la Comunidad Autónoma en la que vivamos.
Imagina una justicia para los jueces, donde los políticos no podamos meter mano. De esta forma podríamos garantizar que todos somos iguales ante la Ley. No tendríamos a Bárcenas, Rato, Blesa, Cháves o Griñán campando a sus anchas. No tendríamos presidentes autonómicos ni alcaldes saltándose la Constitución.
Hablando de Constitución… imagina un país donde cada voto vale lo mismo. Esto garantizaría una verdadera igualdad entre españoles. Una igualdad que también debe ser efectiva para el colectivo LGBT. ¿No es increíble que el colectivo LGBT tengamos más o menos derechos según dónde vivamos?
Un país donde los políticos estamos en contacto con nuestros vecinos y rendimos cuentas de nuestro trabajo. Porque no debemos olvidar que la política es un servicio que prestamos a los españoles, nos debemos a ellos. Se merecen representantes que estén a la altura de las circunstancias, que sean transparentes y leales a su programa electoral.
Imagina por un momento un país donde se protege el medioambiente y se potencia el ahorro de energía. Donde encontrar trabajo no es un drama para millones de personas y donde nuestros contratos nos permiten seguir avanzando como personas y como sociedad.
Hace muchos años yo imaginé este país y estoy convencido que se puede conseguir desde un partido político progresista, de centro y decente. Y ese partido es UPYD.
Javier Bezares