Ceuta es una ciudad autónoma de España, situada a orillas del Mar Mediterráneo, en el estrecho de Gibraltar. Ubicada en el continente africano, tiene frontera con Marruecos en su límite terrestre. Este país ha reivindicado su anexión como parte de su territorio por su cercanía geográfica, junto con Melilla y otros territorios españoles de menor entidad en el norte de África. El Gobierno de España nunca ha establecido negociación, ya que es parte de alguno de los reinos ibéricos desde el siglo XV.
Melilla es una ciudad autónoma española, situada en el norte de África, a orillas del mar Mediterráneo, frente a la costa meridional de la península Ibérica, limítrofe con Marruecos y próxima a Argelia.
La ciudad y su territorio dependiente se extienden sobre 13,4 km2 de superficie en la parte oriental del cabo Tres Forcas albergando una población de cerca de 67 000 habitantes[1] y presenta diversas particularidades fruto de su posición geográfica e historia, tanto en la composición de su población, sus actividades económicas, como su cultura, donde destaca la influencia de las minorías de confesión musulmana, judía e hindú, o el uso del bereber, así como de su patrimonio arquitectónico que es considerado junto con el de Barcelona, uno de los exponentes del estilo modernista de principios del siglo XX.
La ciudad de Melilla remonta su historia al establecimiento en el siglo IV adC de comerciantes cartaginenses que aprovecharon su situación cercana al Estrecho de Gibraltar y las rutas comerciales del Mediterraneo occidental para prosperar, alcanzando su esplendor hacia el siglo II adC. Con la decadencia púnica, el territorio permaneció abandonado hasta que a partir del siglo VII fue recuperado con población de origen bereber, integrándose en el califato de Córdoba y manteniendo estrechas relaciones con Al-Andalus. La expansión de portugueses y castellanos en el norte del reino de Fez durante el siglo XV culminó con la entrada de Pedro Estopiñán en la ciudad en 1497, que pasó a depender del ducado de Medina-Sidonia y a partir de 1556, de la corona española. En 1860 el Tratado de Wad-Ras estableció los límites fronterizos de la ciudad con el sultanato de Marruecos, siendo desde entonces hasta el primer tercio del siglo XX, escenario de intermitentes enfrentamientos que desembocaron en el conflicto de la Guerra de Marruecos. Las sucesivas batallas de Barranco del Lobo en 1909 y de Annual en 1921, causaron un gran impacto en la opinión pública española y forzó la alianza militar entre España y Francia que permitió la constitución del Protectorado español de Marruecos. Fue en Melilla donde se produjeron los primeros acontecimientos del pronunciamiento militar de 1936 que desencadenaron la posterior Guerra Civil Española. En el contexto de los procesos de descolonización emprendidos tras la Segunda Guerra Mundial, los acuerdos de constitución de Marruecos como estado independiente en 1956 no contemplaron alteración alguna de la soberanía española de la ciudad que sin embargo, es reclamada por parte de sectores del nacionalismo marroquí para su eventual integración en el Gran Marruecos. En 1995 la ciudad accedió administrativamente al estatuto reservado de ciudad autónoma siendo a principios del siglo XXI uno de los motores económicos de la región rifeña, basado en su condición de puerto franco y los intercambios comerciales, a la par que centro de atención de los flujos migratorios de población africana hacia los territorios de la Unión Europea.
Respecto a la retirada de las tropas de Irak, es la decisión más inteligente y legal que se ha tomado en esta legislatura. El uso de la fuerza armada debe autorizarse por UNANIMIDAD del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas cuando se dan determinadas circunstancias, requisito inexistente en la invasión de Irak, incumpliéndose por tanto la legalidad internacional, basándose en una concepción errónea de la realidad, ó, en mentiras, como era la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, fundamento que ha quedado claro que es erróneo. Por tanto, el actual Gobierno, según mi opinión, tomó la decisión correcta y corrigió lo que de verdad era una política exterior nefasta la llevada a cabo por el Sr. Aznar en la resolución del conflicto de Irak. La historia pondrá en su lugar a cada cual. Saludos.