Yo no hago nada especial. Tomo el mismo café de siempre (un manchado en el almuerzo del trabajo y otro manchado después de comer). También tomo infusiones, pero lo mismo, nada que no tome habitualmente (rooibos, poleo menta...)
Por suerte los exámenes no me quitan el sueño, y como yo no soy de estudiar por la noche... pues tampoco necesito recurrir al café. Lo que sí hago es levantarme prontito por las mañanas (yo rindo más recién levantada, sin desayunar ni nada...).
Lo cierto es que, en la sociedad actual (y no lo digo por los comentarios de este post, sino porque me ha venido a la cabeza), se abusa muchísimo de los tranquilizantes. Lo fundamental es aprender a controlar los nervios, pero desgraciadamente, recurrimos demasiado pronto a la pastillita de turno. Los orfidales, lexatines y demás, se van incorporando a nuestro botiquín habitual, como si fueran aspirinas, y al final, pasa lo que tiene que pasar, que cuando DE VERDAD tenemos un problema grave que DE VERDAD requiere atención farmacológica, tenemos que tomar dosis de caballo, o medicaciones mucho más fuertes de lo que debería ser necesario.
Por ejemplo, una persona de mi familia, se toma los lexatines como si fueran Lacasitos... Orfidales el día que se encuentra NERVIOSILLA... hace poco, a su marido le dio un infarto y estuvo dos días rozando la muerte... en ese momento, ya no pudo hacer nada con sus nervios... dobló la dosis de Orfidales y lexatines, los mezcló, y fijo que alguna otra cosilla se tomó para "colaborar", y ni por esas...
yo tengo la teoría de que si se muere mi abuelo (por poner un ejemplo) y durante una semana lloro sin parar, no puedo dormir, estoy agitada, intranquila y sin hambre... pues es normal, las personas debemos vivir nuestros duelos. Si después de 3 meses sigo en el mismo estado y no soy capaz de remontar, entonces creo que es el momento de ACUDIR AL MÉDICO en busca de ayuda, porque mi mente no es capaz de salir del trance en que se encuentra. Pero claro, si tomo lexatines para los exámenes, o en cualquier momento que me encuentre nerviosilla... mal asunto.
Por cierto... vaya ladrillo que me he pegado, disculpadme, pero es que me ha dado por pensar y recordar y resulta que cuando hablo con la gente, descubro (con horror) que soy de las pocas personas que no le pega al lexatin