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Autor Tema: Bolonia y los planes de estudio universitarios (una opinión equivocada)  (Leído 1403 veces)

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Desconectado wertheres

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Bolonia y los planes de estudio universitarios (una opinión equivocada)
« en: 29 de Septiembre de 2008, 11:11:44 am »
Será porque en mayo del 68 todavía llevaba pantalones cortos y jugaba al burro o a cambiar cromos ¿Qué no habría dado por haber asistido al mítico concierto de Raimon! Sea como fuere, a finales del pasado curso académico, acogí con agrado la tímida efervescencia de protesta y rebeldía surgida en las aulas universitarias, reminiscencia amarillenta de aquella universidad social y políticamente reivindicativa, cuyos últimos coletazos viví intensamente coincidiendo con los albores de la perpetua transición democrática. Quizá por razones distintas, comparto la inquietud de los actuales alumnos sobre el laberíntico proceso de convergencia europea, formulado en los llamados acuerdos de Bolonia; anticipando que desconozco buena parte de sus contenidos y rogando disculpas por lo nublado de mis opiniones, seguramente equivocadas.

Tengo que empezar disintiendo de la terminología convergente. Existe una tendencia a enmascarar la verdadera sustancia de cualquier reforma con un florilegio de vocablos confusos. No veo la necesidad de introducir el término Grado para designar los títulos o licenciaturas de toda la vida, que ahora verán reducida su duración de cinco a cuatro años. También cuesta admitir que el rico vocabulario castellano no contenga una palabra satisfactoria, alternativa al palabro «máster», posible imposición de los anglicismos dominantes. Hasta donde sé, la convergencia parece exigir una compleja reestructuración organizativa de las enseñanzas, métodos y procedimientos, cuyo alcance final se me escapa. Además, la amplitud y calado de las reformas precisa de las necesarias inversiones -siempre el cochino dinero- y en altos círculos oficiales se discute al respecto un documento esencial de financiación, imprescindible para poner en marcha el tinglado, aunque su alumbramiento está resultando muy problemático.

Con todo, mi mayor preocupación procede de no entender cuál será la esencia de la formación y el aprendizaje real que se propone. Desde que entré en la universidad -hace ya varios lustros- he conocido por lo menos cuatro reformas de los planes de estudios, todas pretextadas en esos conceptos grandilocuentes, manidos y difusos de «mejorar la calidad», «actualizar los conocimientos», o adaptar «las carreras a la realidad social y las necesidades del mercado laboral». En la práctica -si me permiten un juicio apresurado- a las reformas educativas se les podría aplicar lo que a aquellas publicitadas medallas del amor de mi infancia: cada una es peor que la anterior, pero bastante mejor que la siguiente. Así hemos llegado al desquiciante sistema actual, mala copia del modelo anglosajón de créditos, donde las asignaturas clásicas se han refundido en tropecientas materias distribuidas en cuatrimestres, con sobrecarga de información y falta de auténtica madurez y preparación en los estudiantes, sometidos a extraños calendarios académicos. Ni quemado en la hoguera, admitiré que las nuevas generaciones de universitarios salgan ahora más y mejor preparadas que las nuestras.

¿Cuáles serán los contenidos docentes de los nuevos grados y cómo se estructurarán en los correspondientes programas? Lamentablemente, no parece que estemos dispuestos a aprender de los errores pasados. Por lo que vamos viendo se mantiene la política de desdoblar un título clásico en varios teóricamente más especializados (¿?), y los centros tutelares de los grados dirigen la elaboración de los planes, que tienden a radiografiar la distribución de tamaños e intereses de sus departamentos y grupos integrantes. En mi entorno cercano correspondiente a las disciplinas científicas, venimos asistiendo a la disminución sostenida de nuevos alumnos. Sin embargo, se mantiene e incluso incrementa la oferta de titulaciones, estrategia que humildemente estimo equivocada, porque no favorecerá una matriculación significativa, ni creo que la especialización, cuando falta una buena base, garantice un nivel de capacitación profesional sobresaliente a los futuros graduados; aunque insisto en mi probable equivocación.

En distintos actos académicos, el rector magnífico de la UMU -¿o es el magnífico rector?- comentando la enorme revolución que implican las inevitables reformas convergentes, ha pedido un gran cambio de mentalidad y el compromiso decidido de todos los estamentos universitarios. Admitiendo la buena fe y disposición de las personas, que somos el componente fundamental de cualquier institución, me pregunto si este ejército universitario está en condiciones de dar la batalla que se avecina. Algunos que tenemos pocas neuronas, y encima fatigadas, por haber pasado gran parte de nuestra etapa productiva sorteando obstáculos incomprensibles en una institución de educación superior, contemplamos con cierto escepticismo los cambios inminentes. Indudablemente, el reconocimiento de titulaciones y el libre ejercicio en un mercado laboral único son avances muy positivos, pero me pregunto si requerían una transformación de tal calibre, porque el mero hecho del cambio por el cambio, no tiene sentido. Como decía Borges «la Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa». Aclaro que discrepo bastante de la frase en cuestión, tanto en lo que se refiere a la Universidad y, por supuesto, a la prensa. En fin, por acabar este monólogo, en lo relativo a la convergencia resumiré mi posición diciendo como el del chiste «Virgencita, virgencita que me quede como estoy». Es sólo una opinión, probablemente equivocada, quizá otro día tenga otra igualmente errónea. Para encontrar un acierto pleno, consulten al maestro de gramática (La Verdad, 31 de mayo). Ustedes disculpen y gracias por haber llegado hasta aquí.

Juan Carlos Argüelles



"quotquotEl mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas

Desconectado carmencita

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Re: Bolonia y los planes de estudio universitarios (una opinión equivocada)
« Respuesta #1 en: 30 de Septiembre de 2008, 22:53:43 pm »
 ¡caramba¡ en temas de estos es cuando me siento totalmente perdida. Me encantaria participar. Pero..¿como?
Lo que dice, de alguna forma, en casa o con amigos lo he comentado yo, de forma bastante reiterativa y algo pesada, pero sólo tengo la perspectiva mía como estudiante, la que veo en mis hijos, o personas cercanas, en fin una idea  con un criterio totalmente subjetivo y basado en la intuición más que en otra cosa.

Asique ya me gustaría tener capacidad para conversar sobre este asunto, pero nada puedo aportar, excepto el agradecimiento .
En general... en este tema el profesorado ¿que aptitud está adoptando?.