Ni estoy de acuerdo con una acción de estas características en este momento, ni sería posible, ni a fin de cuentas me interesaría lo más mínimo.
Lo que opera ahora es una red de intereses a corto plazo, que hace que se vote por tales partidos.
Esa red de intereses puede ser mantener funcionarios, permitir pasar de curso con cuatro suspendidas, etc.
Esta no es una red de intereses de tipo multimillonario que también las hay, pero mientras tanto con eso se va tirando.
Intereses que pasan por ser juez a dedo, catedrático a dedo, enriquecerse afiliándose a un partido, escalar a través de un sindicato, etc.
Hay cosas mucho más complicadas, como la ingeniería social a través de las escuelas, etc.
A quien me diga que la propaganda televisiva es la clave del engaño, respondo que para nada, que ójala sólo fueran televisiones y radios. Mirad: la Puerta del Sol empapelada con carteles parecidísimos a los de la II República, liberados sindicales, etc. Estos engañan doblemente, porque primero mienten y luego ofrecen modelos engañosos y sumamente deplorables como el de juez a dedo, liberados sindicales, todos al sector público y así todo. Su modelo lo conocemos: puta España, abajo el mérito, español raza maldita y todo eso. Y este es el modelo de todos los partidos políticos.
Representan a una red de intereses diabólicos, una red muy numerosa: la base de esa red toca a poco en lo material, pero ese poco es ya bastante más que a los caballeros que están fuera de esa red. Son ventajas sustanciales que hacen de esa diabólica red interpartidaria una piña en defensa de la Constitución, de los jueces a dedo y de su tiranía. Esta red diabólica no sólo opera en España, sino en toda Europa. Y se manifiesta con unos pocos pero elocuentes detalles: ahí está el apoyo a políticas inhumanas del nacionalismo contra la dignidad, ahí está lo que hacen con Irlanda o Dinamarca que dicen no a Europa y vuelven a convocar el referéndum. Sin prejuicio de la utilidad que tiene lo de Europa, no cabe duda de que hay ejemplos muy significativos de lo que quieren.
Y a la pregunta de qué propongo: muy sencillo y casi imposible: que la ciudadanía renuncie a esos malos ejemplos de privilegios deshonestos a corto plazo, tales como la promoción automática o la judicatura digital. Sé que no lo va a hacer y que esto acabará mal... muy mal.