1- Imaginaros que alguien dijera: "tu dices eso porque eres ateo..."
2- Se puede debatir y argumentar todo, lo que no es de recibo es querer menospreciar a una persona porque va a misa.
Saludos.
1- Hay gente que lo dice, no son pocos, y lo afirman en el peor sentido. En un debate político el objetivo debería ser mejorar lo que a juicio de cada cual está mal, las personas maravillosas y buenas que hacen -si son verdaderos cristianos- lo que hacen, lo ejecutan por pura congruencia con su fe y su pago deberían esperarlo en el orden espiritual.
2- Si vuelves a leer todos los mensajes verás que te confundes, léete -específicamente- las palabras inmediatamente anteriores a las que mencionas de la misa. En ese contexto entenderás lo que dije, además, me parece evidente a lo que me refiero, y no es lo que interpretaste. En lo de menospreciar mejor no entro.
Carmencita te voy a contar una bonita historia. Bonita, interesante, e instructiva si estudias a fondo por tu cuenta los detalles.
Satán era una entidad angélica perfecta y hermosa, el primero en la escala jerárquica celestial. Su cometido original era el de Gran inquisidor, Gran fiscal en contra del hombre para probar su fe para con Dios, pero, ojo, por cuenta de Dios. En el siglo III ac los judíos egipcios presentes por la diáspora en Grecia, pervirtieron las atribuciones de Satán y pasaron a llamarlo Diabolos, demonizaron a la entidad original por sus funciones, esto es, Dios es omnipotente y todo lo que ocurre pasa por sus designios pero como éste nos incomoda mejor es que sea malo. Pero claro, esto funciona un tiempo en la medida de la incultura del pueblo y el que la vida fuese tan dura que no había tiempo para vericuetos teológicos secundarios (según para quien por su oficio o beneficio, por supuesto) y la gente que estudiaba los textos sagrados se da cuenta que hay una inconsistencia, Satán -ya para entonces Lucifer después de haber obviado las identificaciones con Azazel y Belial, y dotando al Lucifer de unas características sospechosamente ornamentales y centradas en su belleza, música, etc- no tiene voluntad propia como no la tienen ninguna de las entidades celestiales, ellos son única y exclusivamente una extensión de la voluntad del Señor y es precisamente esta la razón de la superioridad espiritual del hombre: el libre albedrío, somos las únicas criaturas del Señor que lo tenemos, incluyendo en los no agraciados al resto y, como dije antes, sin excepciones. ¿Qué hacemos? montar un Concilio (uno de los de Letrán, no recuerdo cual; en cualquier caso posterior al 1123) en el que las autoridades eclesiásticas de la época decidieron dotar a Luzbel de libre albedrío, ojo al parche, sin entrar en consideraciones claras sobre todos las huestes que le acompañaron en su caída. Es decir dimos un salto mortal en la lógica y volvimos a re-demonizar a la "nueva" versión del mal. La conclusión de todo esto es la que dijo un pensador (cuyo nombre no recuerdo): "El demonio que crearon debió habernos alertado"
Voy a dar un salto porque las cosas explicadas en exceso se vulgarizan y pierden consistencia, el salto es una cita: "El demonio, sólo en su trono, siente nostalgia del cielo" (Adivina quién es el culpable de que sea "El hijo pródigo")
La institución está tan cerca de lo que debería ser y a la vez tan lejos que incomoda a los que desearían amarla por sus atributos, la iglesia marcha en una linea que está a un milímetro de la linea adecuada pero discurre en paralelo a ésta. Y mientras se sigan silenciando los errores, esa distancia entre lineas va aumentando, irremediablemente.
¿Te gustó la historia? Supongo que no hay que aclarar que la exposición es una parábola como otra cualquiera, muestra nuestra inconsistencia y las burdas filigranas que definen lo que pretendo definir.

Un saludo.