Pena de muerte. Cárcel. Latigazos. Trabajos forzados. Multas. Es larga la lista de las penas con las que algunos países castigan la homosexualidad. Hoy, tras el “no” del Vaticano a la propuesta de despenalización universal de la homosexualidad, presentada en la ONU por Francia, vale la pena hacer recuento. Para advertir la amplitud de la geografía de la discriminación.
En el mundo, hay cerca de ochenta países que tienen leyes que castigan los actos sexuales entre personas del propio sexo. La pena capital está prevista en Mauritania, Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Yemen, Sudán, Irán, Afganistán, Nigeria, Somalia. En su lugar, la cadena perpetua está prevista en India, Pakistan, Birmania, Guyana (único Estado latinoamericano donde la homosexualidad es delito), Sierra Leona, Uganda, Tanzania, Bangladesh, Barbados.
Pero las condenas y penas están ampliamente difundidas en muchas zonas del mundo. Y no sólo la cárcel, sino también los trabajos forzados. En Guinea Bissau, por ejemplo. Y también en Angola y Mozambique. Y también hay penas consideradas más “suaves” (como la de un año de cárcel). Que pasa de los 14 de Malawi a los 20 de Malasia, a los 10 de las Maldivas.
Otro aspecto sobre el cual hay que llamar la atención es que son muchos los países que consideran delito exclusivamente la prostitución masculina: Kenia, Lesotho, Swazilandia, Uganda, Zambia, Zimbabwe, Bahrein, Maldivas, Territorios Palestinos, Turkmenistán, Uzbekistán, Granada, Jamaica, Kiribati, Nauru, Palau, Papua Nueva Guinea, Tonga, Tuvalu, Guyana.
[reppublica.it 1/12/2008]