Aunque me dé yuyu, adoptaré el papel del maestro de kung-fu y os diré pequeños saltamontes que el odio es, simplemente un sentimiento más del amplio espectro sentimental humano. Odio y amor son 2 caras de la misma moneda. Déjemonos de "sentimentalismos disneyanos", los sentimientos humanos son todos negativos si no se ejerce control sobre ellos, si no se racionalizan.
Del mismo modo que el odio irracional puede conducir a la enajenación y la obsesión, el amor incontrolado conduce a la dependencia y la anulación, también a la enajenación y la obsesión, con lo cual, los "efectos secundarios" del amor podrían ser, incluso, más nocivos que el propio odio... Sin embargo, odiar tiene mala prensa. Hay que suprimir los sentimientos que podrían empujar a las masas a la revolución.
Si la fe mueve montañas, el odio mueve a la gente, lo cual es más " milagroso" y les debe dar más repelús a los que pretenden controlar el cotarro.
Carmencita, en tu última aportación dices que los perversos son individuos, que en los colectivos hay buenos y malos, lo cual es evidente. Sin embargo, todo colectivo que disfrute de poder social o político TIENE LA OBLIGACIÓN de crear medidas disuasorias para que los perversos no se dejen llevar por sus perversiones.
Me sorprende que la iglesia católica, que se las ha apañado tan bien para echar el lazo y ponerles bozal a tanta gente durante tantos siglos haya sido incapaz de hacer lo propio de puertas para adentro.
Esta claro que los perversos que existen en el seno católico han hecho lo que han hecho porque se han sabido con poder para hacerlo, y hoy lo siguen haciendo porque, aunque perdida ya la autoridad y el poder de otros tiempos (la que les permitía ser ley divina impuesta a los humanos), saben que las altas jerarquías católicas, para defender sus intereses (poder y dinero), taparán sus perversiones.