Es curioso comprobar como ante determinados estímulos reaccionamos de una manera tan imparcial.
De la historia conocemos apenas nada. Sólo el hecho en sí de las 49 llamadas diarias, la denuncia del hijo y posterior condena de la madre. Sin embargo, nos imaginamos la escena: pobre señora mayor sola y abandonada que no encuentra otra manera de paliar su soledad que llamar incesantemente a su hijo implorándole que le permita ver a su nieto...Todo muy hollywoodiense.
Quizás la señora fuera una bruja que martirizaba al "pobre" hijo en su infancia (una señora que llega a llamar 49 veces al día a su hijo, bien pudiera ser una neurótica obsesiva capaz de amargar la vida del hijo más paciente).
La verdad es que la respuesta de la dolorida, apenada, abandonada y olvidada madre podría no parecer la más apropiada para una dolorida, apenada, abandonada y olvidada madre.