La reparación a las víctimas del terrorismo es un acto de utilidad pública, que todos los españoles de bien, pagamos con plena conciencia de que es nuestro deber. Son gastos derivados de la lucha antiterrorista que en modo alguno deben escatimarse, gusten o no gusten Manjón, Alcaraz o los familiares de Isaías Carrasco, que tienen perfecto derecho a hablar, a manifestarse como sean, molesten o no, que en mi caso, no me molestan lo más mínimo.
Lamentablemente, este Gobierno ha beneficiado más a los terroristas que a las víctimas, a las que ha agredido robándoles el dinero, como lo ha robado a la Policía, despifarrándolo en otras cosas, tales como transferencias estúpidas, retirando escoltas y facilitando enormemente las cosas a los terroristas y a otros delincuentes.
Alcaraz vive de un negocio que tiene. Cuando él era dirigente de la cosa, a veces ciertamente, recibia un dinero que era para la reparación de las víctimas, no para él: no individualicemos.
Ese dinero de la cosa pública, que el Gobierno a veces negó, para destinarlo a estúpidas transferencias de promoción del catalán, es lógico que se dé a las víctimas. Cuando el Gobierno ha faltado, la COPE ha organizado colectas que han reunido ese dinero doblado y hasta triplicado. Yo he participado en estas colectas. No veo a los nacionalistas catalanes organizando colectas para el catalán, ni menos aún, reuniendo ese dinero.