El presidente estadounidense ha dejado en manos de su fiscal general, Eric H. Holder -equivalente al ministro de Justicia-, que decida "dentro de los parámetros legales" sobre la apertura de una investigación contra los que ordenaron las salvajes técnicas de interrogatorio. Su última propuesta fue crear una comisión de investigación en el Congreso que analizara la legalidad de esos métodos. "Hay que mirar hacia adelante, no hacia atrás", ha dicho Obama. (El País, 30 abril)
Respeto profundamente a Obama, sé que desea "cambiar el mundo", y lo felicito por sus 100 días, pues todos sabemos que ha alcanzado un sobresaliente en su gestión.
Dicho lo anterior, no puedo estar más en desacuerdo con su frase en relación con la noticia pegada.
Desde mi punto de vista, obtener el poder de un país, equivale a obtener una herencia civil, se adquieren los derecho y las obligaciones. USA no puede mirar hacia adelante en ese asunto que mancha y seguirá manchando su buen nombre. Igual que Obama ha heredado un profunda crisis, a la que intenta poner remdio, también ha heredado las canalladas de la anterior Administración, e igual ha de hacer frente a las mismas.
Es una medida práctica eso de "hay que mirar hacia adelante, no hacia atrás", pero no es medida justa. Más teniendo en cuenta que las torturas se realizaron, como quien diece, ayer. Las naciones democráticas empiezan por intentar aplicar rigurosamente la Justicia, y no, digamos, "lo práctico".
La decisión de investigar las cruentas toruras, sin delegación alguna, debe partir y ser asumida desde la Presidencia de los EEUU, no desde el fiscal, en este caso.