Pues tú te lo pierdes, Hugo. No soy experto en cultura árabe (quén me diera...) pero si tuviera que darte un curso acelerado de exquisiteces orientales tal vez empezara por Omar Kayan, uno de los mayores poetas persas, vividor y borracho. O Averroes, el sabio que revolucionó la edad media cristiana con sus traducciónes de Aristóteles en un tiempo en que occidente ya no hablaba griego, y que casi logra que Santo Tomás terminara el la hoguera. O Ibn Jaldún, uno de los más grandes hisdtoriadores y sociólogos de todos los tiempos, vanguardista y heterodoxo. O Ibn Batuta, el misterioso viajero que un día partió para la Meca y regresó treinta años más tarde, después de recorrer todo el islam de oriente a occidente y de norte a sur. O Amina Alaoui que con algunos otros individuos está recuperando poco a poco el tesoro musical árabe que se fraguó en la peninsula ibérica cuando las tres religiones del libro coincidieron en un mismo tiempo. El caudal de cultura legado por los árabes, su exquisita tradición musical, literaria, científica, médica, su avanzada civilización desde el esplendor a la decadencia (los matemáticos y astrónomos árabes transmitieron la cultura occidental durante siglos, mientras los cristianos del norte dialogaban entre ellos a pedradas) merecen toda la atención de cualquier persona que quiera ser tenida por culta. No se trata de sobrevalorar la cultura árabe sino de ser un poco objetivos y situar los conflictos actuales en su debido contexto. Si tu duiscurso, Hugo, lo intentaras mantener hace treinta o cuarenta años nadie lo comprendería. El abismo entre cristianismo e islam del que se nutren tus prejuicios es muy reciente, no se puede rastrear en la época de la reconquista. Durante la guerra fría el conflicto se dirimía entre occidentales, y se comprendía en clave interna (la lucha de dos modelos políticos, sociales, económicos: el capitalismo de estado y el socialismo de estado). Liquidado ese esquema, el conflicto parece haberse desplazado a la periferia: los que antes eran intermediarios de una guerra "por delegación" se han convertido ahora en actores autónomos, cuyos conflictos particulares ya no son intrumentos de un conflicto global. Ese es el verdadero problema para interpretar lo que está ocurriendo.
En fin, qué rollo tengo.
Saludos.